SOS del cura salesiano el venezolano Mario Perez desde el Congo
Desesperado SOS de un misionero a través de YouTube
Portando una niña en brazos y con seis o siete pequeños más rodeándole, el salesiano Mario Pérez ha colgado un vídeo de un minuto de duración en el portal YouTube para lanzar un mensaje de socorro al mundo. El misionero recibe a 800 niños refugiados a diario en el Congo. Es uno de los conflictos olvidados, pero cientos de misioneros se juegan la vida en el país africano. “Doy las gracias por la ayuda que nos habéis hecho llegar -afirma el salesiano en italiano- y vuelvo a haceros un llamamiento por las dificultades que estamos atravesando”. “La guerra ha comenzado de nuevo, y los niños son, como de costumbre, los más vulnerables”, añade con preocupación.
A pesar de los acuerdos de paz firmados hace dos años, la zona de Kivu, en la República Democrática del Congo está de nuevo ocupada por miles de soldados
Guerrilleros y tropas irregulares que se enfrentan y luchan por conseguir la explotación del inmenso patrimonio de recursos minerales de la región, uno de los más importantes del mundo.
El Centro Don Bosco de Ngangi, en GOMA, en la frontera del Congo con Ruanda, acoge desde hace 20 años a niños y niñas en dificultad, desplazados, niños de la calle, niños soldado... Desde Africa Directo apoyamos directamente el trabajo del Padre Mario Pérez, su director, quien acoge actualmente a una media de 3000 niños y adolescentes. No obstante los bienes de primera necesidad comienzan a escasear haciendo más dificil el sostenimento de los jóvenes recién llegados, el centro busca la manera de seguir adelante. Existe el riesgo de que esta situación produzca, junto a otros problemas, una entera generación analfabeta, impidiendo de esta forma el desarrollo y crecimiento de los jóvenes de este pueblo.
A pesar del silencio vergonzante sobre la situación congolesa, en el Congo se sigue luchando y muriendo. La infancia no asiste a la escuela, muchos no tienen un lugar donde dormir, ni siquiera donde comer. Jean Léonard Touadi, diputado del partido Democrático, ha roto el silencio con este video de llamada urgente.
El silencio sobre esta guerra por parte de los medios es cómplice y culpable. Esconde y justifica opciones políticas y económicas miopes por parte de Occidente ante el sufrimiento de una población que vive en una de las tierras más ricas en recursos del mundo.
Otra ONGD salesiana, el Voluntariado Internacional para el Desarrollo (VIS), que colabora con los salesianos del lugar, ha transferido a Ruanda, por razones de seguridad, a 5 voluntarios. En cambio otros 4 han querido permanecer en la obra para asistir y proteger a los menores.
Lejos de su Venezuela natal, el padre Mario, vestido con bermudas y camisa remangada, cura desde hace una década las heridas de la guerra en el este de la República Democrática del Congo (RDC), donde a los huérfanos y niños abandonados se han unido ahora los desplazados.
A sus 50 años, Don Mario es miembro de la congregación religiosa San Francisco de Sales, creada por el sacerdote italiano Juan Bosco en el siglo XIX y dedicada a la educación de niños pobres.
Fiel a los ideales de su congregación, el cura trabaja desde hace 20 años con los niños humildes de la RDC (ex Zaire), primero en Lubumbashi (sureste) y ahora en la periferia de Goma (este).
Instalado en una pequeña oficina, en el centro de un complejo con aires de enorme escuela primaria, el padre Mario manipula con sus dedos de obrero tiendas de campaña en miniatura en busca de pragmatismo para los desplazados.
Desesperado SOS de un misionero a través de YouTube
Portando una niña en brazos y con seis o siete pequeños más rodeándole, el salesiano Mario Pérez ha colgado un vídeo de un minuto de duración en el portal YouTube para lanzar un mensaje de socorro al mundo. El misionero recibe a 800 niños refugiados a diario en el Congo. Es uno de los conflictos olvidados, pero cientos de misioneros se juegan la vida en el país africano. “Doy las gracias por la ayuda que nos habéis hecho llegar -afirma el salesiano en italiano- y vuelvo a haceros un llamamiento por las dificultades que estamos atravesando”. “La guerra ha comenzado de nuevo, y los niños son, como de costumbre, los más vulnerables”, añade con preocupación.
A pesar de los acuerdos de paz firmados hace dos años, la zona de Kivu, en la República Democrática del Congo está de nuevo ocupada por miles de soldados
Guerrilleros y tropas irregulares que se enfrentan y luchan por conseguir la explotación del inmenso patrimonio de recursos minerales de la región, uno de los más importantes del mundo.
El Centro Don Bosco de Ngangi, en GOMA, en la frontera del Congo con Ruanda, acoge desde hace 20 años a niños y niñas en dificultad, desplazados, niños de la calle, niños soldado... Desde Africa Directo apoyamos directamente el trabajo del Padre Mario Pérez, su director, quien acoge actualmente a una media de 3000 niños y adolescentes. No obstante los bienes de primera necesidad comienzan a escasear haciendo más dificil el sostenimento de los jóvenes recién llegados, el centro busca la manera de seguir adelante. Existe el riesgo de que esta situación produzca, junto a otros problemas, una entera generación analfabeta, impidiendo de esta forma el desarrollo y crecimiento de los jóvenes de este pueblo.
A pesar del silencio vergonzante sobre la situación congolesa, en el Congo se sigue luchando y muriendo. La infancia no asiste a la escuela, muchos no tienen un lugar donde dormir, ni siquiera donde comer. Jean Léonard Touadi, diputado del partido Democrático, ha roto el silencio con este video de llamada urgente.
El silencio sobre esta guerra por parte de los medios es cómplice y culpable. Esconde y justifica opciones políticas y económicas miopes por parte de Occidente ante el sufrimiento de una población que vive en una de las tierras más ricas en recursos del mundo.
Otra ONGD salesiana, el Voluntariado Internacional para el Desarrollo (VIS), que colabora con los salesianos del lugar, ha transferido a Ruanda, por razones de seguridad, a 5 voluntarios. En cambio otros 4 han querido permanecer en la obra para asistir y proteger a los menores.
Lejos de su Venezuela natal, el padre Mario, vestido con bermudas y camisa remangada, cura desde hace una década las heridas de la guerra en el este de la República Democrática del Congo (RDC), donde a los huérfanos y niños abandonados se han unido ahora los desplazados.
A sus 50 años, Don Mario es miembro de la congregación religiosa San Francisco de Sales, creada por el sacerdote italiano Juan Bosco en el siglo XIX y dedicada a la educación de niños pobres.
Fiel a los ideales de su congregación, el cura trabaja desde hace 20 años con los niños humildes de la RDC (ex Zaire), primero en Lubumbashi (sureste) y ahora en la periferia de Goma (este).
Instalado en una pequeña oficina, en el centro de un complejo con aires de enorme escuela primaria, el padre Mario manipula con sus dedos de obrero tiendas de campaña en miniatura en busca de pragmatismo para los desplazados.
El centro Don Bosco de Goma, normalmente consagrado a niños abandonados, huérfanos del sida, antiguos niños soldado y adolescentes acusados por su entorno de brujería, se transformó en refugio para desplazados tras la llegada de los rebeldes de Laurent Nkunda a los suburbios de la capital provincial de Kivu Norte, a fines de octubre.
A los 350 niños censados se agregan ahora 1.350 desplazados, que en su inmensa mayoría duermen en el hangar central.
“Aquí pensamos en las necesidades de la gente, no en política. Se les pregunta cuáles son sus necesidades y vemos cuál es la mejor forma de solucionarlas”, dijo el padre.
En la actualidad trabaja en la instalación de un minicentro de desplazados en el campo de fútbol del centro, pues el hangar se ha quedado muy pequeño para albergarlos a todos.
“Me he dado cuenta de que la tienda de campaña es lo más práctico, es la carpa india. Deben pesar unos 15 kilos y son plegables. Si la gente debe moverse, pueden llevarlas con ellos”, agrega.
“Aquí pensamos en las necesidades de la gente, no en política. Se les pregunta cuáles son sus necesidades y vemos cuál es la mejor forma de solucionarlas”“Don Mario” habla de forma pausada, con una voz suave con la que paradójicamente se abre paso entre los cánticos infantiles y el caos del patio con sus columpios.
Nacido en Venezuela, y con un rostro surcado de arrugas que iluminan sus ojos claros, el padre desprende una serenidad contagiosa.
Sin embargo, la rebelión y la incomprensión están ahí, cuando habla de esta nueva crisis en Kivu Norte, que estalló tras reanudarse los combates a fines de agosto entre los rebeldes de Laurent Nkunda y el ejército. Unas escaramuzas que han forzado la huida de 250.000 personas.
“¿La causa de esta guerra? No le veo ningún sentido. Cualquier guerra es algo absurda pero la guerra (de 1996-1997) contra (el ex presidente congoleño) Mobutu al menos buscaba acabar con la dictadura. Contaba con la simpatía de la población”, añadió.
“¿La causa de esta guerra? No le veo ningún sentido. Cualquier guerra es algo absurda”
A los 350 niños censados se agregan ahora 1.350 desplazados, que en su inmensa mayoría duermen en el hangar central.
“Aquí pensamos en las necesidades de la gente, no en política. Se les pregunta cuáles son sus necesidades y vemos cuál es la mejor forma de solucionarlas”, dijo el padre.
En la actualidad trabaja en la instalación de un minicentro de desplazados en el campo de fútbol del centro, pues el hangar se ha quedado muy pequeño para albergarlos a todos.
“Me he dado cuenta de que la tienda de campaña es lo más práctico, es la carpa india. Deben pesar unos 15 kilos y son plegables. Si la gente debe moverse, pueden llevarlas con ellos”, agrega.
“Aquí pensamos en las necesidades de la gente, no en política. Se les pregunta cuáles son sus necesidades y vemos cuál es la mejor forma de solucionarlas”“Don Mario” habla de forma pausada, con una voz suave con la que paradójicamente se abre paso entre los cánticos infantiles y el caos del patio con sus columpios.
Nacido en Venezuela, y con un rostro surcado de arrugas que iluminan sus ojos claros, el padre desprende una serenidad contagiosa.
Sin embargo, la rebelión y la incomprensión están ahí, cuando habla de esta nueva crisis en Kivu Norte, que estalló tras reanudarse los combates a fines de agosto entre los rebeldes de Laurent Nkunda y el ejército. Unas escaramuzas que han forzado la huida de 250.000 personas.
“¿La causa de esta guerra? No le veo ningún sentido. Cualquier guerra es algo absurda pero la guerra (de 1996-1997) contra (el ex presidente congoleño) Mobutu al menos buscaba acabar con la dictadura. Contaba con la simpatía de la población”, añadió.
“¿La causa de esta guerra? No le veo ningún sentido. Cualquier guerra es algo absurda”
“Hubo una segunda guerra contra Kabila padre (1998-2003), a quien no queríamos y nos alegró mucho que se fuera. Y luego vinieron las elecciones (2006). La población tenía mucha esperanza y se celebraron de manera formidable, organizada”, subrayó.
“Ahora hay esta guerra incomprensible. Incluso los motivos me parecen absurdos. Más absurdos pues afectan a la población civil, que no tiene nada que ver”, dice Mario.
Laurent Nkunda se presenta como defensor de la minoría tutsi congoleña.
“A veces estamos algo cansados, pero seguimos”Los desplazamientos masivos de población afectaron a la actividad del centro: se ha interrumpido el programa de microcréditos y el de realojamiento para 300 familias y las dos fincas adquiridas para intentar ser autosuficientes en comida se han quedado en punto muerto.
Una antena de Médicos Sin Fronteras (MSF) trata en el centro a unos cuarenta enfermos de cólera, lo que explica la presencia de alfombras empapadas en agua clorada en los pasillos para evitar que se propague la enfermedad.
El padre Mario no se desanima: “A veces estamos algo cansados, pero seguimos”.
“Ahora hay esta guerra incomprensible. Incluso los motivos me parecen absurdos. Más absurdos pues afectan a la población civil, que no tiene nada que ver”, dice Mario.
Laurent Nkunda se presenta como defensor de la minoría tutsi congoleña.
“A veces estamos algo cansados, pero seguimos”Los desplazamientos masivos de población afectaron a la actividad del centro: se ha interrumpido el programa de microcréditos y el de realojamiento para 300 familias y las dos fincas adquiridas para intentar ser autosuficientes en comida se han quedado en punto muerto.
Una antena de Médicos Sin Fronteras (MSF) trata en el centro a unos cuarenta enfermos de cólera, lo que explica la presencia de alfombras empapadas en agua clorada en los pasillos para evitar que se propague la enfermedad.
El padre Mario no se desanima: “A veces estamos algo cansados, pero seguimos”.
1 comentario:
que grandes somos los venezolanos, la mejor gente
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