Modificaciones en estilos de vida podrían alterar genética del cáncer
Todavía se necesitan más investigaciones, pero todo indica que el ejercicio, la dieta y el control del estrés son posibles soluciones
Es imposible encontrar más defensores de la actividad física y de una buena alimentación. Pero la tercera pata de la mesa también ha adquirido notoriedad: el control del estrés, gracias a herramientas como la meditación. La combinación de las tres opciones garantiza más vida y más larga.
Y es posible que pueda lograr lo que se pensaba imposible: modificar –de una forma sencilla y económica los genes relacionados con el cáncer.
Una nueva investigación propone que, con cambios estrictos en la dieta (privilegiar los vegetales), ejercicio (caminar 30 minutos, 6 veces por semana), un mejor manejo del estrés (yoga, respiración, relajación, meditación) y suplementos vitamínicos (vitamina C, vitamina E, selenio), se puede cambiar la expresión de algunos genes.
Los cambios en el estilo de vida incentivarían los genes que ayudan a derrotar el cáncer, y anularían otros genes promotores del carcinoma. El estudio, efectuado con 30 hombres de 62 años de edad en promedio, se divulgó hace dos semanas en la publicación Proceedings of the National Academy of Sciences.
Aun cuando el trabajo estuvo centrado en pacientes con carcinoma prostático, "imaginamos que esos hallazgos no están limitados al cáncer de próstata". Sin embargo, se requieren estudios adicionales.
–¿Intervenir en los estilos de vida puede usarse como un tratamiento o como paliativo?
–Puede ser adyuvante al tratamiento convencional, o una alternativa para quienes poseen un riesgo muy bajo.
Factores externos. El cáncer aparece cuando ocurre la división, de forma incontrolable, de una célula; esto da origen a un tumor maligno, detalla Yihad Khalek, cirujano oncólogo del Hospital Oncológico Padre Machado. Algunos genes promueven la división celular (protooncogenes), pero otros detienen esa división (genes supresores del tumor). Aparte, la célula mantiene sus propios mecanismos de regulación (si hay errores genéticos, se suicida).
"Lo que sucede con el cáncer", indica Khalek, "es que alguno de estos mecanismos se altera. Se estimula el proto-oncogen, se inhibe el gen supresor, o los mecanismos de control no funcionan".
–¿Por qué pasa esto?
–Es ahí donde entran en juego los factores externos relacionadas con el cáncer, como ciertos preservativos presentes en la comida occidental, la obesidad, el tabaquismo (debido a las cientos de sustancias cancerígenas producidas al incinerar el tabaco).
–¿Los cambios de vida pueden recomendarse para prevenir el cáncer? –Sí se deben recomendar. Deben ser un complemento del tratamiento tradicionalmente aceptado y no un sustituto.
Dejar de fumar disminuye en más de 60% la posibilidad de cáncer de pulmón. La obesidad se relaciona con una mayor incidencia de cáncer de colon y mama. Además, los radicales libres acumulados por el sedentarismo pueden inducir en la mutación de ciertos genes promotores del cáncer.
Todavía se necesitan más investigaciones, pero todo indica que el ejercicio, la dieta y el control del estrés son posibles soluciones
Es imposible encontrar más defensores de la actividad física y de una buena alimentación. Pero la tercera pata de la mesa también ha adquirido notoriedad: el control del estrés, gracias a herramientas como la meditación. La combinación de las tres opciones garantiza más vida y más larga.
Y es posible que pueda lograr lo que se pensaba imposible: modificar –de una forma sencilla y económica los genes relacionados con el cáncer.
Una nueva investigación propone que, con cambios estrictos en la dieta (privilegiar los vegetales), ejercicio (caminar 30 minutos, 6 veces por semana), un mejor manejo del estrés (yoga, respiración, relajación, meditación) y suplementos vitamínicos (vitamina C, vitamina E, selenio), se puede cambiar la expresión de algunos genes.
Los cambios en el estilo de vida incentivarían los genes que ayudan a derrotar el cáncer, y anularían otros genes promotores del carcinoma. El estudio, efectuado con 30 hombres de 62 años de edad en promedio, se divulgó hace dos semanas en la publicación Proceedings of the National Academy of Sciences.
Aun cuando el trabajo estuvo centrado en pacientes con carcinoma prostático, "imaginamos que esos hallazgos no están limitados al cáncer de próstata". Sin embargo, se requieren estudios adicionales.
–¿Intervenir en los estilos de vida puede usarse como un tratamiento o como paliativo?
–Puede ser adyuvante al tratamiento convencional, o una alternativa para quienes poseen un riesgo muy bajo.
Factores externos. El cáncer aparece cuando ocurre la división, de forma incontrolable, de una célula; esto da origen a un tumor maligno, detalla Yihad Khalek, cirujano oncólogo del Hospital Oncológico Padre Machado. Algunos genes promueven la división celular (protooncogenes), pero otros detienen esa división (genes supresores del tumor). Aparte, la célula mantiene sus propios mecanismos de regulación (si hay errores genéticos, se suicida).
"Lo que sucede con el cáncer", indica Khalek, "es que alguno de estos mecanismos se altera. Se estimula el proto-oncogen, se inhibe el gen supresor, o los mecanismos de control no funcionan".
–¿Por qué pasa esto?
–Es ahí donde entran en juego los factores externos relacionadas con el cáncer, como ciertos preservativos presentes en la comida occidental, la obesidad, el tabaquismo (debido a las cientos de sustancias cancerígenas producidas al incinerar el tabaco).
–¿Los cambios de vida pueden recomendarse para prevenir el cáncer? –Sí se deben recomendar. Deben ser un complemento del tratamiento tradicionalmente aceptado y no un sustituto.
Dejar de fumar disminuye en más de 60% la posibilidad de cáncer de pulmón. La obesidad se relaciona con una mayor incidencia de cáncer de colon y mama. Además, los radicales libres acumulados por el sedentarismo pueden inducir en la mutación de ciertos genes promotores del cáncer.
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