12 de julio de 2008: Francisco Mieres, profesor de la Universidad Central de Venezuela, economista, ex embajador venezolano en Rusia, asesor en el campo de la política, experto petrolero y analista dedicado a los altos y bajos de la vida latinoamericana y sus relaciones con el mundo en el siglo XX y principios del siglo XXI, ha muerto esta noche que ya empieza a ser mañana.
Se comunica rápido, cuando hay que ser concreto para una nota fúnebre.
Pero se dice lento, cuando quedan entre las manos, al escribir, tantas otras cosas que definen a este hombre que hoy se despide de nosotros.
Se comunica esta muerte con dolor. Con dolor profundo frente a la certeza tremenda de que la vida es un suspiro que se escapa apenas en un instante aun cuando quien la vive es un ser dedicado a aprender y a enseñar, de esos personajes que han logrado metas inalcanzables para muchos: aquellas que no tienen nada que ver con las formalidades de la academia o con las maneras particulares de la política, sino con la sabiduría de una sonrisa, con la ternura de una mirada, con la caricia de una reflexión.
Se dice con llanto. Porque se va el amigo que ha demostrado nobleza, calidad humana, sensibilidad, preocupación por los demás.
A pesar de la fragilidad de su salud en los últimos meses, Francisco Mieres tenía importantes lazos que lo ataban al mundo: su familia, sus libros, sus letras, sus amigos, el cielo azul en los ojos de su compañera, el verde de las montañas, el tricolor nacional: todos latían en él, bombeaban sangre, impulsaban a la vida. Sin embargo, hoy el luchador pidió descanso y el cuerpo menguó entonces su ardua batalla. Era necesario.
Se comunica esta lamentable noticia con consideración a Mercedes Otero –actual presidenta de Fundapatrimonio-, compañera y camarada inseparable del profesor, del embajador, del político, del hombre y también del niño Mieres. Todo el sentimiento, el apoyo y la solidaridad de quienes la queremos y respetamos, no le devolverán a Francisco, pero allí estarán para cuando necesite un bastón del cual apoyarse.
A sus amigas y amigos, a sus alumnos y compañeros, vayan en el pesar de esta comunicación, las manos tendidas con afecto… y a su familia, la luz que esta mañana nos regalará esperanza tras una larga noche en vela.
Se comunica rápido, cuando hay que ser concreto para una nota fúnebre.
Pero se dice lento, cuando quedan entre las manos, al escribir, tantas otras cosas que definen a este hombre que hoy se despide de nosotros.
Se comunica esta muerte con dolor. Con dolor profundo frente a la certeza tremenda de que la vida es un suspiro que se escapa apenas en un instante aun cuando quien la vive es un ser dedicado a aprender y a enseñar, de esos personajes que han logrado metas inalcanzables para muchos: aquellas que no tienen nada que ver con las formalidades de la academia o con las maneras particulares de la política, sino con la sabiduría de una sonrisa, con la ternura de una mirada, con la caricia de una reflexión.
Se dice con llanto. Porque se va el amigo que ha demostrado nobleza, calidad humana, sensibilidad, preocupación por los demás.
A pesar de la fragilidad de su salud en los últimos meses, Francisco Mieres tenía importantes lazos que lo ataban al mundo: su familia, sus libros, sus letras, sus amigos, el cielo azul en los ojos de su compañera, el verde de las montañas, el tricolor nacional: todos latían en él, bombeaban sangre, impulsaban a la vida. Sin embargo, hoy el luchador pidió descanso y el cuerpo menguó entonces su ardua batalla. Era necesario.
Se comunica esta lamentable noticia con consideración a Mercedes Otero –actual presidenta de Fundapatrimonio-, compañera y camarada inseparable del profesor, del embajador, del político, del hombre y también del niño Mieres. Todo el sentimiento, el apoyo y la solidaridad de quienes la queremos y respetamos, no le devolverán a Francisco, pero allí estarán para cuando necesite un bastón del cual apoyarse.
A sus amigas y amigos, a sus alumnos y compañeros, vayan en el pesar de esta comunicación, las manos tendidas con afecto… y a su familia, la luz que esta mañana nos regalará esperanza tras una larga noche en vela.
Se comunica con resignación: Murió Francisco Mieres.
Se manifiesta con amor eterno: Quedan sus gestos en la memoria, sus ideas en la consciencia, su ternura en el corazón.
Se dice con orgullo: ¡Quedan sus enseñanzas!
Marichina García Herrero
Se manifiesta con amor eterno: Quedan sus gestos en la memoria, sus ideas en la consciencia, su ternura en el corazón.
Se dice con orgullo: ¡Quedan sus enseñanzas!
Marichina García Herrero
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