En esta época si viviera quizá sería la madre de la protagonista, la villana de la historia, o mejor aún, la escritora y productora de algún espacio novelero, de teatro, o porque no de cine.
Doris Marina Buonafina nació en Caripito, estado Monagas, el 28 de octubre de 1948 y murió en Caracas el 20 de septiembre de 1988.
Enfermedad Pereció tras sufrir un extraño tipo de cáncer, denominado síndrome de Foli. En varias oportunidades se enfrentó a su enfermedad y trató de ocultar su mal.
Funeral No quiso que la vieran muerta, su último deseo fue que sellaran su féretro para que el público la recordara tal cual como era en vida.
Fruto La actriz tuvo tres hijos, dos hembras y un varón (Xavier). Éste último es el único que ha manifestado interés por el mundo artístico, pero sólo ha hecho, hasta ahora, radionovelas.
Como una estrella que no se quiere apagar, el recuerdo de Doris Wells, la señora de la actuación, sigue más ardiente que nunca.No podría predecirse, pues su eterna inconformidad consigo misma la llevó a explorar diferentes senderos en la pantalla chica. Tal vez por eso, a pesar de haber desaparecido físicamente hace 18 años, Doris Wells sigue resplandeciendo dentro del superpoblado universo artístico de la televisión venezolana. Los motivos para recordarla sobran.
Doris Wells es un emblema de la televisión venezolana
En el set de grabación, la actriz siempre asumía la misma actitud de profesionalismo. Su belleza deslumbrante, sus expresivos ojos, su tono de voz particular y su cabellera rubia quedaron eternizados irremediablemente en la memoria colectiva del público que la amó hasta la saciedad.
Sus comienzos en el mundo de la actuación, estuvieron estrechamente ligados con el teatro. Se formó en la escuela de la actriz Juana Sujo, sin que su madre lo supiera y allí reafirmó su vocación histriónica junto a otras estrellas de renombre como José Bardina.
Doris Marina Buonafina, como realmente se llamaba, entró al mundo de la televisión por pura casualidad. Un día se encontraba en un gimnasio de judo y un publicista quedó prendado de su belleza, por lo cual le ofreció hacer cuñas en vivo del jabón Luxe.
La jovencita de cabellos dorados aceptó el reto y comenzó a trabajar en Radio Caracas Televisión como modelo. Allí, el equipo que preparaba la primera telenovela con duración de una hora, la escogió para que acompañara al elenco de Historia de Tres Hermanas en 1964.
La novel actriz compartió roles con Eva Blanco, Eva Moreno, Raúl Amundaray y Guillermo González. En esta primera historia, Doris Wells encarnaba el papel de la menor de las tres hermanas y la mala de la historia.
La primera interpretación que hiciera la rubia, desencadenó ira en los televidentes de aquel entonces, pues encarnó el rol con tanto profesionalismo que muchos pensaban que en verdad era una villana en la vida real. Ese primer trabajo le valió a Doris Wells para que la tomaran en cuenta en futuros proyectos como la villana estelar de la historia. Novelas como Renzo el Gitano, Amor Salvaje y El Mulato le hicieron ganar el respeto del público y de sus compañeros de labores.
Nuevos desafíos Otros retos llegaron, y la actriz que se abría paso, tenía que demostrar que podía ser mucho más que la malvada de las telenovelas, entonces los productores de RCTV decidieron darle la oportunidad como la cándida protagonista de las historias.
Telenovelas como Regina Carbonell, Sacrificio de Mujer y Raquel. En esta, Wells compartió la protagonización con Raúl Amundaray y encarnó a una colegiala que se robó el cariño de toda la teleaudiencia del país.
A medida que la talentosa actriz concretaba metas, nuevos retos surgían en su exigente modo de ver el trabajo. La telenovela rosa ya no cubría sus expectativas y nuevos trabajos la encumbraron en la cima.
Hizo Campeones, en una adaptación para televisión de la novela de Guillermo Meneses, y, La Trepadora y Pobre Negro, también adaptaciones para la pantalla chica de las historias de Rómulo Gallegos. Eran tiempos en los que la telenovela cultural tenía su sitial en los espacios comerciales.
En la cúspide Los desafíos no se detenían y una nueva etapa llegó a la vida profesional de esta rubia. Corrían los últimos años de la década de los 70 en el siglo XX y la telenovela de ruptura llegó.
La Señora de Cárdenas de José Ignacio Cabrujas le ofreció una nueva oportunidad a la actriz de demostrar su talento histriónico. Luego vino Soltera y sin Compromiso, ¿Qué pasó con Jacqueline? -donde encarnó el papel de dos hermanas gemelas-, La Comadre y Gómez.
Los productores decidieron unirla con otra actriz de peso en un unitario del ciclo de Rómulo Gallegos. Doris Wells y Marina Baura llenaron la pantalla chica con La Hora Menguada, un trabajo que jamás se podrá olvidar, no sólo por la trama y el libreto, sino por las protagonistas que por primera vez se unieron.
Enfermedad Pereció tras sufrir un extraño tipo de cáncer, denominado síndrome de Foli. En varias oportunidades se enfrentó a su enfermedad y trató de ocultar su mal.
Funeral No quiso que la vieran muerta, su último deseo fue que sellaran su féretro para que el público la recordara tal cual como era en vida.
Fruto La actriz tuvo tres hijos, dos hembras y un varón (Xavier). Éste último es el único que ha manifestado interés por el mundo artístico, pero sólo ha hecho, hasta ahora, radionovelas.
Como una estrella que no se quiere apagar, el recuerdo de Doris Wells, la señora de la actuación, sigue más ardiente que nunca.No podría predecirse, pues su eterna inconformidad consigo misma la llevó a explorar diferentes senderos en la pantalla chica. Tal vez por eso, a pesar de haber desaparecido físicamente hace 18 años, Doris Wells sigue resplandeciendo dentro del superpoblado universo artístico de la televisión venezolana. Los motivos para recordarla sobran.
Doris Wells es un emblema de la televisión venezolana
En el set de grabación, la actriz siempre asumía la misma actitud de profesionalismo. Su belleza deslumbrante, sus expresivos ojos, su tono de voz particular y su cabellera rubia quedaron eternizados irremediablemente en la memoria colectiva del público que la amó hasta la saciedad.
Sus comienzos en el mundo de la actuación, estuvieron estrechamente ligados con el teatro. Se formó en la escuela de la actriz Juana Sujo, sin que su madre lo supiera y allí reafirmó su vocación histriónica junto a otras estrellas de renombre como José Bardina.
Doris Marina Buonafina, como realmente se llamaba, entró al mundo de la televisión por pura casualidad. Un día se encontraba en un gimnasio de judo y un publicista quedó prendado de su belleza, por lo cual le ofreció hacer cuñas en vivo del jabón Luxe.
La jovencita de cabellos dorados aceptó el reto y comenzó a trabajar en Radio Caracas Televisión como modelo. Allí, el equipo que preparaba la primera telenovela con duración de una hora, la escogió para que acompañara al elenco de Historia de Tres Hermanas en 1964.
La novel actriz compartió roles con Eva Blanco, Eva Moreno, Raúl Amundaray y Guillermo González. En esta primera historia, Doris Wells encarnaba el papel de la menor de las tres hermanas y la mala de la historia.
La primera interpretación que hiciera la rubia, desencadenó ira en los televidentes de aquel entonces, pues encarnó el rol con tanto profesionalismo que muchos pensaban que en verdad era una villana en la vida real. Ese primer trabajo le valió a Doris Wells para que la tomaran en cuenta en futuros proyectos como la villana estelar de la historia. Novelas como Renzo el Gitano, Amor Salvaje y El Mulato le hicieron ganar el respeto del público y de sus compañeros de labores.
Nuevos desafíos Otros retos llegaron, y la actriz que se abría paso, tenía que demostrar que podía ser mucho más que la malvada de las telenovelas, entonces los productores de RCTV decidieron darle la oportunidad como la cándida protagonista de las historias.
Telenovelas como Regina Carbonell, Sacrificio de Mujer y Raquel. En esta, Wells compartió la protagonización con Raúl Amundaray y encarnó a una colegiala que se robó el cariño de toda la teleaudiencia del país.
A medida que la talentosa actriz concretaba metas, nuevos retos surgían en su exigente modo de ver el trabajo. La telenovela rosa ya no cubría sus expectativas y nuevos trabajos la encumbraron en la cima.
Hizo Campeones, en una adaptación para televisión de la novela de Guillermo Meneses, y, La Trepadora y Pobre Negro, también adaptaciones para la pantalla chica de las historias de Rómulo Gallegos. Eran tiempos en los que la telenovela cultural tenía su sitial en los espacios comerciales.
En la cúspide Los desafíos no se detenían y una nueva etapa llegó a la vida profesional de esta rubia. Corrían los últimos años de la década de los 70 en el siglo XX y la telenovela de ruptura llegó.
La Señora de Cárdenas de José Ignacio Cabrujas le ofreció una nueva oportunidad a la actriz de demostrar su talento histriónico. Luego vino Soltera y sin Compromiso, ¿Qué pasó con Jacqueline? -donde encarnó el papel de dos hermanas gemelas-, La Comadre y Gómez.
Los productores decidieron unirla con otra actriz de peso en un unitario del ciclo de Rómulo Gallegos. Doris Wells y Marina Baura llenaron la pantalla chica con La Hora Menguada, un trabajo que jamás se podrá olvidar, no sólo por la trama y el libreto, sino por las protagonistas que por primera vez se unieron.
Aquella mujer llena de sueños, marcada por una época donde el talento histriónico debía salir a capela, ya que las telenovelas eran transmitidas en vivo y no había oportunidad para repetir, marcó su carrera con varios retiros que tuvieron origen en su eterna búsqueda de nuevos horizontes.
En ese explorar incesante, entonces, surgió la faceta de escritora y de productora . De su inspiración salieron entonces Porcelanas, Celosías, Soledad, su adaptación de Paz en las alturas y Derrota Final.
El cine para ella también constituyó un reto que quedó a la mitad de su conquista, no obstante su interpretación en el film de Fina Torres, Oriana, le valieron reconocimientos internacionales.
Su talento está latente y ha sido motivo de inspiración para muchas generaciones de actrices y actores, convirtiéndose en una estela inconfundible que se niega a morir. Doris Wells vive en sus trabajos que de vez en cuando son retransmitidos, y en la eterna búsqueda de la perfección, que siempre la marcó.
En ese explorar incesante, entonces, surgió la faceta de escritora y de productora . De su inspiración salieron entonces Porcelanas, Celosías, Soledad, su adaptación de Paz en las alturas y Derrota Final.
El cine para ella también constituyó un reto que quedó a la mitad de su conquista, no obstante su interpretación en el film de Fina Torres, Oriana, le valieron reconocimientos internacionales.
Su talento está latente y ha sido motivo de inspiración para muchas generaciones de actrices y actores, convirtiéndose en una estela inconfundible que se niega a morir. Doris Wells vive en sus trabajos que de vez en cuando son retransmitidos, y en la eterna búsqueda de la perfección, que siempre la marcó.
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