“No podemos permitir que los especuladores privaticen siempre sus beneficios, pero que las pérdidas caigan sobre los hombros de todos”
Latinoamérica aprovechó la tribuna de la ONU para tomarse la revancha contra EEUU por el “efecto jazz” y denunciar que la falta de control sobre su sistema financiero tendrá un efecto devastador en los países del sur.
El sismo financiero con epicentro en Estados Unidos disparó todas las alarmas en la comunidad internacional y amenaza con poner en riesgo los Objetivos del Desarrollo del Milenio (ODM) que fijó la ONU para el 2015.
Los discursos de los dirigentes de 192 países participantes esta semana en la Asamblea de la ONU están dominados por el temor a que el contagio de la crisis de Estados Unidos origine una recesión global.
En Latinoamérica, donde el sentimiento estadounidense tradicionalmente es muy arraigado por lo que se percibe como una política exterior hacia la región de tinte “imperialista”, se destaca ahora que las recetas y lecciones económicas que impusieron a los países en desarrollo no se las aplicaron ellos mismos.
“Hoy ya no pueden hablar del efecto caipirinha o del efecto tequila, del efecto arroz, o del efecto que siempre denotaba que la crisis venía de los países emergentes hacia el centro. Hoy, si tuviéramos que ponerle un nombre, deberíamos decir el efecto jazz, que va desde el centro de la primera economía y se expande hacia todo el mundo”, denunció la presidenta argentina, Cristina Kirchner.
Los países en desarrollo exigieron en sus discursos en la ONU que se revisen comportamientos y políticas pero desde el ámbito multilateral, con reformas democratizadoras.
Los debates de la 63 Asamblea de la ONU están siendo escenario de una rebelión de los países emergentes a los que la crisis financiera les ha dado un argumento potente para reclamar una reforma de los organismos internacionales y que las decisiones que afectan a todos no sean decididas solo por las grandes potencias.
Varios presidentes latinoamericanos recordaron en Nueva York que durante años de vigencia de las recetas económicas del denominado “Consenso de Washington” se les dijo que todo lo solucionaba el mercado y que el intervencionismo estatal era cosa del pasado. Sin embargo, ahora ven con estupor que el Gobierno de USA prepara una multimillonaria intervención estatal.
Parte de la intervención de la presidenta argentina, Cristina Kirchner. A partir de la marca 4:00min. La mandataria denuncia la crisis económica estadounidense y sus efectos en los países emergentes
Uno de los más críticos fue el presidente de Bolivia, Evo Morales, quien afirmó que se está viviendo “una rebelión de pueblos contra un modelo económico, el capitalismo”.
El presidente de Paraguay, Fernando Lugo, denunció igualmente que la crisis financiera en economías desarrolladas es producto de una “especulación inmoral”.
“No podemos permitir que los especuladores privaticen siempre sus beneficios, pero que las pérdidas caigan sobre los hombros de todos”, las soluciones deben ser globales y transparentes, afirmó el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.
América Latina afronta la crisis financiera mundial con una fortaleza económica que puede evitar los “efectos devastadores” del pasado, dijo a Efe el canciller peruano, Jose Antonio García Belaúnde.
Sin embargo, al igual que otros líderes latinoamericanos, consideró que “se deben exigir responsabilidades” por la crisis y buscar soluciones para que no se repita.
Parece absurdo, dijo el canciller peruano, que organismos reguladores de América Latina sean más exigentes que los de Estados Unidos.
Latinoamérica completa este año un ciclo histórico de seis años seguidos de crecimiento, con un 4,5 por ciento previsto para 2008.
Pero los países más pobres de la región serán los más afectados por la desaceleración mundial, especialmente por los altos precios del petróleo y de los alimentos, la disminución de inversión y la caída de las remesas que envían millones de emigrantes.
Entre los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) uno de los más importantes es la reducción a la pobreza a la mitad en 2015, pero muchos países han puesto en duda en este foro de la ONU que en el actual contexto mundial se puedan cumplir.
Latinoamérica aprovechó la tribuna de la ONU para tomarse la revancha contra EEUU por el “efecto jazz” y denunciar que la falta de control sobre su sistema financiero tendrá un efecto devastador en los países del sur.
El sismo financiero con epicentro en Estados Unidos disparó todas las alarmas en la comunidad internacional y amenaza con poner en riesgo los Objetivos del Desarrollo del Milenio (ODM) que fijó la ONU para el 2015.
Los discursos de los dirigentes de 192 países participantes esta semana en la Asamblea de la ONU están dominados por el temor a que el contagio de la crisis de Estados Unidos origine una recesión global.
En Latinoamérica, donde el sentimiento estadounidense tradicionalmente es muy arraigado por lo que se percibe como una política exterior hacia la región de tinte “imperialista”, se destaca ahora que las recetas y lecciones económicas que impusieron a los países en desarrollo no se las aplicaron ellos mismos.
“Hoy ya no pueden hablar del efecto caipirinha o del efecto tequila, del efecto arroz, o del efecto que siempre denotaba que la crisis venía de los países emergentes hacia el centro. Hoy, si tuviéramos que ponerle un nombre, deberíamos decir el efecto jazz, que va desde el centro de la primera economía y se expande hacia todo el mundo”, denunció la presidenta argentina, Cristina Kirchner.
Los países en desarrollo exigieron en sus discursos en la ONU que se revisen comportamientos y políticas pero desde el ámbito multilateral, con reformas democratizadoras.
Los debates de la 63 Asamblea de la ONU están siendo escenario de una rebelión de los países emergentes a los que la crisis financiera les ha dado un argumento potente para reclamar una reforma de los organismos internacionales y que las decisiones que afectan a todos no sean decididas solo por las grandes potencias.
Varios presidentes latinoamericanos recordaron en Nueva York que durante años de vigencia de las recetas económicas del denominado “Consenso de Washington” se les dijo que todo lo solucionaba el mercado y que el intervencionismo estatal era cosa del pasado. Sin embargo, ahora ven con estupor que el Gobierno de USA prepara una multimillonaria intervención estatal.
Parte de la intervención de la presidenta argentina, Cristina Kirchner. A partir de la marca 4:00min. La mandataria denuncia la crisis económica estadounidense y sus efectos en los países emergentes
Uno de los más críticos fue el presidente de Bolivia, Evo Morales, quien afirmó que se está viviendo “una rebelión de pueblos contra un modelo económico, el capitalismo”.
El presidente de Paraguay, Fernando Lugo, denunció igualmente que la crisis financiera en economías desarrolladas es producto de una “especulación inmoral”.
“No podemos permitir que los especuladores privaticen siempre sus beneficios, pero que las pérdidas caigan sobre los hombros de todos”, las soluciones deben ser globales y transparentes, afirmó el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.
América Latina afronta la crisis financiera mundial con una fortaleza económica que puede evitar los “efectos devastadores” del pasado, dijo a Efe el canciller peruano, Jose Antonio García Belaúnde.
Sin embargo, al igual que otros líderes latinoamericanos, consideró que “se deben exigir responsabilidades” por la crisis y buscar soluciones para que no se repita.
Parece absurdo, dijo el canciller peruano, que organismos reguladores de América Latina sean más exigentes que los de Estados Unidos.
Latinoamérica completa este año un ciclo histórico de seis años seguidos de crecimiento, con un 4,5 por ciento previsto para 2008.
Pero los países más pobres de la región serán los más afectados por la desaceleración mundial, especialmente por los altos precios del petróleo y de los alimentos, la disminución de inversión y la caída de las remesas que envían millones de emigrantes.
Entre los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) uno de los más importantes es la reducción a la pobreza a la mitad en 2015, pero muchos países han puesto en duda en este foro de la ONU que en el actual contexto mundial se puedan cumplir.
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