jueves, 4 de septiembre de 2008

Hace 67 años nace en Maracaibo, el gran cantante popular Felipe Pirela

Será este día para recordar aquel de 1941, cuando nacio Felipe Pirela Moron de impecable voz y estilo diferente, muy admirado por todos y quien fue asesinado en 1972 en San Juan de Puerto Rico.
Sus éxitos musicales fueron espectaculares, actuando solo o siendo la primera voz de prestigiosas orquestas nacionales.
Felipe Pirela “El Bolerista de América”
Del “Empedrao” para el mundo. De esta barriada maracucha han surgido un grueso e importante número de poetas, compositores, cantantes, trovadores y gaiteros, como se llama a los interpretes de la gaita, género autóctono.
Así pues, al humilde hogar de Don Felipe Pirela y Doña Lucía Morón de Pirela llegó aquel 4 de Septiembre de 1941 la bendición de un hijo, bautizado como Felipe Antonio Pirela Morón, a quien el futuro, por su privilegiada voz, concisa compostura y particular interpretación, le otorgaría el reconocimiento de “El Bolerista de América”.
Los primeros pasos para el entonces novel cantante se da con las orquestas de Juanito Arteta y Los Peniques, por las que transitó sin mucha relevancia.. Para entonces Los Peniques contaba con los vocalistas Victor Piñero, Chico Salas, Ada Vizuet y Tony Izaguirre, lo cual le dificultaba el camino a Pirela, quien se conformaba con cantar al menos una canción en el último set bailable. Todo transcurría sin pena ni gloria, hasta que un buen día el maestro Billo Frómeta le escuchó cantar y mostró interés por sus servicios.
Llega el gran momento. La entrevista pautada con Billo debía darse en la casa de los Pirela Morón, por lo que la familia se preparó a fin de agradar al Maestro. Cuando éste llegó a la vivienda no hizo más que expresar: “... Quiero contratarlo para que sea el bolerista de mi orquesta. Usted tiene mucho futuro... canta como los ángeles
Billo comenzó a reestructurar su orquesta,. Para ello se hizo además de los servicios de otro maracucho: el guarachero Cheo García. Con la orquesta Billo’s Caracas Boys, las voces de Felipe Pirela y Cheo García adquieren gran prestigio, individualmente, y por la manera como hilvanan sus voces y ritmos en los famosos mosaicos creados por el Maestro. La orquesta causa sensación en el Continente, al tiempo que la dulce voz de Pirela seduce a cientos de miles de fanáticas, si se quiere huérfanas de un ídolo
Una nueva estrella en el firmamento. Pirela obtiene fama con la orquesta Billo’s Caracas Boys. Paralelamente comienzan a lloverle ofertas de otros países, la más tentadora, desde México. El cantante le consultó a su mentor, anticipándole sus deseos de mantenerse en la orquesta en la que llevaba mas de dos años. No obstante, Billo sabía que ya era hora de que Pirela comenzara a volar; no sería él quien cortara sus alas, atándolo a su orquesta, truncándole su camino al estrellato definitivo.
Sumido en una fuerte depresión, con su decepción a cuestas, Pirela decide marcharse de Venezuela. Se radica en Puerto Rico, donde comienza a cantar en locales nocturnos.
Así llega la fatídica noche del 2 de Julio de 1972. Según cuenta la leyenda, luego de culminar su presentación en el bar “El Molino Rojo” con su interpretación del tema “Sombras”, se despide del dueño del local y de los habituales clientes, tomando un rumbo incierto. Interceptado en una oscura calle, y en circunstancias aún confusas, una certera bala extingue la luz de su existencia. Si el tema en cuestión fue o no su última interpretación no es la razón que nos ocupa ahora, así sea muy cierto como ajuste al colofón de su triste historia:
“... Pude ser feliz
y estoy en vida muriendo
y entre lágrimas viviendo
el pasaje mas horrendo
de este drama sin final

1 comentario:

Anónimo dijo...

Homenajes. Día a día, en cada rincón del Caribe Felipe Pirela es evocado desde el mas humilde ciudadano hasta el mas brillante intelectual. En cada rockola, vellonera, o cualquier estación radial, al menos una vez se dejan escuchar sus interpretaciones. Constancia de su influencia son los diversos homenajes registrados en varias grabaciones, en particular, el realizado por el puertorriqueño Héctor Lavoe en "Recordando a Felipe Pirela" el hecho de permanecer en la memoria de su pueblo, es el más sincero homenaje que un artista merece en su viaje a la posteridad.