En ella conviven sectores sociales y colectivos culturales de muy distinta naturaleza y conformación: desde expresiones culturales tradicionales arraigadas en nuestra herencia indígena o afrodescendiente, hasta manifestaciones contemporáneas como el hiphop, el rap, el video arte, los malabares, el teatro y la danza de calle, pasando por todas las tendencias y géneros del arte moderno.
Pero esa convivencia no siempre es armónica. Los prejuicios, la discriminación y la exclusión también aparecen en esta zona de la vida. Desde los recintos académicos o los espacios convencionalmente aceptados para la cultura (universidades, institutos de arte, museos, teatros y ateneos), no se termina de aceptar la riqueza, profundidad, sensibilidad y capacidad transformadora de las expresiones de lo popular, callejero y de la tradición, ni se llega a realizar (incorporar el verbo) su justa valoración. De igual forma, en estos sectores existen también recelo y distancia hacia las expresiones artísticas contemporáneas de los y las jóvenes.
Aún en tiempos de revolución, para muchos de los y las jóvenes integrantes de colectivos artísticos o de promoción cultural, continúa siendo difícil acceder a espacios de difusión, formación o financiamiento. Lo que se acentúa cuando a esto le agregamos el hecho de pertenecer
Políticas culturales socialistas
- A las Casas de Cultura les falta apoyo gubernamental para tener más fuerza. Los ateneos y museos no cumplen con su misión, siguen siendo espacios para los que tienen recursos y posibilidades, y la gente de los barrios sigue excluida.
- Debe respaldarse, sin institucionalizar, la cultura popular, la cultura de la calle, y no la cultura de los museos y salones. Ese apoyo debe respetar y comprender la naturaleza y dinámica de la cultura sin cánones, esa que surge como expresión de la vida diaria y para la transformación de las condiciones injustas del vivir.
- Debe comprenderse la prioridad de la cultura en la solución de problemas sociales, y entender que la cultura no sólo es “animación cultural”. Ha sido muy positiva la apertura que se la hecho al circo,
aunque la movida exige más.
- Hay que asumir que las generaciones jóvenes están en un constante experimento y tienen el derecho a ser tomadas en cuenta, respetadas y valoradas en sus aportes e intereses. Existe la necesidad de espacios creados por jóvenes para jóvenes. El Estado no tiene esa política.
- Un problema grave es la policía que reprime a los artistas de calle. No ha sido educada para comprender el potencial de transformación que tiene la cultura en el espacio público.
- La Misión Cultura Corazón Adentro debe incorporar el elemento formativo y no limitarse únicamente al espectáculo. Es valiosa la cantidad de festivales que se hacen de todas las artes, pero éstos deben generar más encuentro entre los que vienen y los que están.
- Debe implementarse distribuir en Mercal y Pdval los productos culturales (discos, videos, libros).
- La cantidad de libros impresos también ha sido muy importante, pero deben investigar como impulsar la lectura en los jóvenes, con revistas juveniles, comics revolucionarios, etc.
Proceso cultural
Por: Eduardo Viloria
Pero esa convivencia no siempre es armónica. Los prejuicios, la discriminación y la exclusión también aparecen en esta zona de la vida. Desde los recintos académicos o los espacios convencionalmente aceptados para la cultura (universidades, institutos de arte, museos, teatros y ateneos), no se termina de aceptar la riqueza, profundidad, sensibilidad y capacidad transformadora de las expresiones de lo popular, callejero y de la tradición, ni se llega a realizar (incorporar el verbo) su justa valoración. De igual forma, en estos sectores existen también recelo y distancia hacia las expresiones artísticas contemporáneas de los y las jóvenes.
Aún en tiempos de revolución, para muchos de los y las jóvenes integrantes de colectivos artísticos o de promoción cultural, continúa siendo difícil acceder a espacios de difusión, formación o financiamiento. Lo que se acentúa cuando a esto le agregamos el hecho de pertenecer
Políticas culturales socialistas
- A las Casas de Cultura les falta apoyo gubernamental para tener más fuerza. Los ateneos y museos no cumplen con su misión, siguen siendo espacios para los que tienen recursos y posibilidades, y la gente de los barrios sigue excluida.
- Debe respaldarse, sin institucionalizar, la cultura popular, la cultura de la calle, y no la cultura de los museos y salones. Ese apoyo debe respetar y comprender la naturaleza y dinámica de la cultura sin cánones, esa que surge como expresión de la vida diaria y para la transformación de las condiciones injustas del vivir.
- Debe comprenderse la prioridad de la cultura en la solución de problemas sociales, y entender que la cultura no sólo es “animación cultural”. Ha sido muy positiva la apertura que se la hecho al circo,
aunque la movida exige más.
- Hay que asumir que las generaciones jóvenes están en un constante experimento y tienen el derecho a ser tomadas en cuenta, respetadas y valoradas en sus aportes e intereses. Existe la necesidad de espacios creados por jóvenes para jóvenes. El Estado no tiene esa política.
- Un problema grave es la policía que reprime a los artistas de calle. No ha sido educada para comprender el potencial de transformación que tiene la cultura en el espacio público.
- La Misión Cultura Corazón Adentro debe incorporar el elemento formativo y no limitarse únicamente al espectáculo. Es valiosa la cantidad de festivales que se hacen de todas las artes, pero éstos deben generar más encuentro entre los que vienen y los que están.
- Debe implementarse distribuir en Mercal y Pdval los productos culturales (discos, videos, libros).
- La cantidad de libros impresos también ha sido muy importante, pero deben investigar como impulsar la lectura en los jóvenes, con revistas juveniles, comics revolucionarios, etc.
Proceso cultural
Por: Eduardo Viloria
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