La primera vez que escuché hablar de él, fue al jefe político de Ruptura en La Universidad del Zulia en 1977, el licenciado en historia Elson Niño, hombre joven de menos de treinta años que ya por entonces era profesor de Historia de la Economía y respaldaba la opción de Gastón Parra como líder académico en LUZ.
Pocos años después estaba yo en un pupitre oyendo las clases magistrales de Gastón sobre Economía y Política Petrolera. Me dio clases tres veces, compartiendo cátedra con su dilecto amigo y discípulo, el profesor Jesús Molero “Chubeto”. En ese grupo de buenos docentes petroleros también tuvimos a la excelente Zarita Aniyar, al novel Rodrigo Cabezas y la veterana Iris Vilasmil.
Pocos años después estaba yo en un pupitre oyendo las clases magistrales de Gastón sobre Economía y Política Petrolera. Me dio clases tres veces, compartiendo cátedra con su dilecto amigo y discípulo, el profesor Jesús Molero “Chubeto”. En ese grupo de buenos docentes petroleros también tuvimos a la excelente Zarita Aniyar, al novel Rodrigo Cabezas y la veterana Iris Vilasmil.
Gastón era sencillamente el maestro, el guía.
Recio, amable, paciente, denso, exigente, honesto, vertical en los principios, muy nacionalista, un patriota y buen amigo. Un profesor de esos que uno llega a querer como si fuera familia, ese estilo que en la FACES también cultivaba Luís Hómez.
Leímos sus libros y sentimos el orgullo del alumno agradecido. Compartimos sus angustias patrióticas y su sensibilidad humana. Nos amalgamamos con él en un crisol de generaciones con un mismo pensamiento y un mismo compromiso de gente “de izquierda”. Gastón denunciaba con ahínco el saqueo imperialista de nuestro petróleo por parte de las transnacionales, las “siete hermanas”, como él solía llamar al conglomerado capitalista estadounidense y anglo-holandés. Como pocos, tenía exacta conciencia del carácter soberano que debía regir el aprovechamiento de nuestros hidrocarburos y la condición estratégica de la variable renta petrolera para el impulso de un desarrollo nacional integral. Liberación nacional y socialismo fueron nuestras consignas del corazón.
Ya como economista dedicado a la lucha social y política, lo consulté muchas veces. En el Ceela, siempre acompañado de su discípulo el sociólogo Evaristo Méndez y la profesora Carmen Bohórquez. Hasta su propio hogar fuimos a ocuparlo en varias ocasiones, como cuando planteamos el proyecto de Ley de Asignaciones Económicas Especiales, y allí encontrábamos sabios aportes y el cordial trato de una familia hermosa, unida y feliz, como era lógico que fuera viniendo de ese huerto de amor tan sutilmente cuidado por Ligia, su eterna y adorada compañera.
En 1999 la explosión constituyente nos volvió a unir en ese espartano batallón que fuimos los asambleístas del Zulia. Tuve el honor de estar a su lado en aquella lucha desigual y difícil contra la derecha enquistada en el seno de la Asamblea Nacional Constituyente. Reclamé en todos los espacios que se le hubiese dado la importantísima Comisión de Economía a un neófito, cuando contábamos con un verdadero maestro de las Ciencias Económicas como lo fue el Doctor Gastón Parra Luzardo. Por los pasillos de la intriga capitalina escuché con indignación a quienes nos tildaban de “dinosaurios comunistas”. Pero los derrotamos y se salvó el carácter soberano de nuestro país en la actividad de hidrocarburos. Eso se lo debemos a la indeclinable convicción revolucionaria de Gastón Parra. Nunca olvidaré su rostro irradiando felicidad cuando se aprobaron los artículos que blindan la propiedad nacional sobre PDVSA.
El nombre de Gastón fue mancillado por esa derecha criminal que aprovechó su nombramiento como presidente de PDVSA para activar el Golpe de Estado de abril de 2002. Hecho histórico que lo honra a él como patriota. Los medios lacayos del imperialismo lo llamaban despectivamente “un profesor de economía”. Pero igual los derrotamos con la fuerza de la razón que despierta amaneceres.
Gastón terminó siendo el flamante presidente del Banco Central de Venezuela, signo inequívoco de que en este país está en marcha una Revolución.
Honor y Gloria a Gastón Parra Luzardo, revolucionario empedraero, zuliano de pura cepa, un gran venezolano.
Ildefonso Finol
"... los Estados Unidos que parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad..."
Simón Bolívar, El Libertador.
Recio, amable, paciente, denso, exigente, honesto, vertical en los principios, muy nacionalista, un patriota y buen amigo. Un profesor de esos que uno llega a querer como si fuera familia, ese estilo que en la FACES también cultivaba Luís Hómez.
Leímos sus libros y sentimos el orgullo del alumno agradecido. Compartimos sus angustias patrióticas y su sensibilidad humana. Nos amalgamamos con él en un crisol de generaciones con un mismo pensamiento y un mismo compromiso de gente “de izquierda”. Gastón denunciaba con ahínco el saqueo imperialista de nuestro petróleo por parte de las transnacionales, las “siete hermanas”, como él solía llamar al conglomerado capitalista estadounidense y anglo-holandés. Como pocos, tenía exacta conciencia del carácter soberano que debía regir el aprovechamiento de nuestros hidrocarburos y la condición estratégica de la variable renta petrolera para el impulso de un desarrollo nacional integral. Liberación nacional y socialismo fueron nuestras consignas del corazón.
Ya como economista dedicado a la lucha social y política, lo consulté muchas veces. En el Ceela, siempre acompañado de su discípulo el sociólogo Evaristo Méndez y la profesora Carmen Bohórquez. Hasta su propio hogar fuimos a ocuparlo en varias ocasiones, como cuando planteamos el proyecto de Ley de Asignaciones Económicas Especiales, y allí encontrábamos sabios aportes y el cordial trato de una familia hermosa, unida y feliz, como era lógico que fuera viniendo de ese huerto de amor tan sutilmente cuidado por Ligia, su eterna y adorada compañera.
En 1999 la explosión constituyente nos volvió a unir en ese espartano batallón que fuimos los asambleístas del Zulia. Tuve el honor de estar a su lado en aquella lucha desigual y difícil contra la derecha enquistada en el seno de la Asamblea Nacional Constituyente. Reclamé en todos los espacios que se le hubiese dado la importantísima Comisión de Economía a un neófito, cuando contábamos con un verdadero maestro de las Ciencias Económicas como lo fue el Doctor Gastón Parra Luzardo. Por los pasillos de la intriga capitalina escuché con indignación a quienes nos tildaban de “dinosaurios comunistas”. Pero los derrotamos y se salvó el carácter soberano de nuestro país en la actividad de hidrocarburos. Eso se lo debemos a la indeclinable convicción revolucionaria de Gastón Parra. Nunca olvidaré su rostro irradiando felicidad cuando se aprobaron los artículos que blindan la propiedad nacional sobre PDVSA.
El nombre de Gastón fue mancillado por esa derecha criminal que aprovechó su nombramiento como presidente de PDVSA para activar el Golpe de Estado de abril de 2002. Hecho histórico que lo honra a él como patriota. Los medios lacayos del imperialismo lo llamaban despectivamente “un profesor de economía”. Pero igual los derrotamos con la fuerza de la razón que despierta amaneceres.
Gastón terminó siendo el flamante presidente del Banco Central de Venezuela, signo inequívoco de que en este país está en marcha una Revolución.
Honor y Gloria a Gastón Parra Luzardo, revolucionario empedraero, zuliano de pura cepa, un gran venezolano.
Ildefonso Finol
"... los Estados Unidos que parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad..."
Simón Bolívar, El Libertador.
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