Medhi Ben Barka lider progresista y una de las esperanzas del tercer mundo representaba un peligro para el régimen absolutista de Maruecos y para los amigos occidentales del monarca, Francia y USA. Si por ventura Ben Barka lograba llegar al poder e instaurar una democracia, aquello podría suscitar ansias emuladoras en los diferentes pueblos de África, ya de por si muy revueltos y donde el bloque del este ganaba día a día adeptos.
El secuestro y posterior asesinato de Mehdi Ben Barka fue un nauseabundo crimen de Estado, la venganza cruel de un sistema totalitario contra el más brillante de sus enemigos.
El programa político de la nueva formación exigía una serie de medidas: la celebración de elecciones libres, la promulgación de una constitución, la implementación de la reforma agraria, la alfabetización del pueblo y el fin de la exclusión de las mujeres de la vida pública marroquí. Pronto, la maquinaria represiva extendió sus tentáculos sobre los dirigentes de la UNFP, encarcelando y asesinando a algunos de ellos
El secuestro y posterior asesinato de Mehdi Ben Barka fue un nauseabundo crimen de Estado, la venganza cruel de un sistema totalitario contra el más brillante de sus enemigos.
El programa político de la nueva formación exigía una serie de medidas: la celebración de elecciones libres, la promulgación de una constitución, la implementación de la reforma agraria, la alfabetización del pueblo y el fin de la exclusión de las mujeres de la vida pública marroquí. Pronto, la maquinaria represiva extendió sus tentáculos sobre los dirigentes de la UNFP, encarcelando y asesinando a algunos de ellos
Con el cambio de siglo, y coincidiendo con la relativa apertura política en Marruecos, dos testimonios nuevos han arrojado nueva luz sobre el caso Ben Barka. Uno es el del antiguo agente de la seguridad marroquí Ahmed Bujari, quien asegura que el cuerpo de Ben Barka fue trasladado al centro de detención clandestino de Dar al-Muqri, en Rabat, donde fue disuelto en una gran caldera de ácido que el propio Bujari había tenido que hacer fabricar para la ocasión.
El otro testimonio es el del antiguo comisario Lucien-Aimé Blanc, compañero de los dos policías franceses condenados por el asunto Ben Barka, quien hizo públicas las trancripciones de escuchas telefónicas realizadas por los servicios secretos franceses a quienes planeaban la desaparición de Ben Barka, lo que demostraría que el gobierno de la época al menos conocía los planes de secuestro.
El otro testimonio es el del antiguo comisario Lucien-Aimé Blanc, compañero de los dos policías franceses condenados por el asunto Ben Barka, quien hizo públicas las trancripciones de escuchas telefónicas realizadas por los servicios secretos franceses a quienes planeaban la desaparición de Ben Barka, lo que demostraría que el gobierno de la época al menos conocía los planes de secuestro.
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