Al mes, no le bajaba su período a la niña. A los dos meses, había aumentado tanto de peso que su blue jeans favorito no le cerraba. Empezó a preocuparse. Habló con su novio que salió corriendo a comprarle una prueba de embarazo, la cual dio como resultado positivo. “¿Ahora, qué haremos?”
A pesar de que los tiempos han cambiado -ya que, desde niños, los jóvenes reciben educación sexual-, lamentablemente, todavía, involuntariamente, como arroz, en estado salen las adolescentes. Por ende, su número en vez de disminuir, más bien, día a día, crece. En lo anterior no sólo influye la desinformación sino también otros factores como, por ejemplo: por todos lados, los bombardeos publicitarios en que se asocia el consumo de un producto con la práctica del sexo; los padres están la mayor parte del tiempo fuera de casa por la crítica situación económica que existe a nivel mundial; ahora todo ocurre más rápido y hace falta más comunicación de los padres con sus hijos, entre muchos otros.
Aunque se trabaja para evitar la preñez en niñas, lo cierto es que un grave problema social porque, aún estando físicamente preparadas para dar a luz, las chamas precoces no tienen la madurez necesaria para afrontar una situación tan compleja como la maternidad.
1. Una chama que no sabe esperar
Katerina es una jovencita inquieta, de ésas prematuras que no esperan que la vida les vaya enseñando poco a poco, tanto lo bueno como también lo malo, sino que corren en busca de nuevas experiencias, porque quieren vivir muy aprisa. A ella no le importa lo que piensen los demás, pues, a su juicio, todo el mundo tiene rabo de paja.
A sus catorce años, Katty es una mujercita linda. Luce su cabello largo, su figura la cuida con esmero y tiene un rostro dulce, pero detrás de esa carita dulcita como miel se esconde una rebeldía arrolladora que sale al paso en cada una de sus acciones que impactan a algunos por la corta edad de la criatura y la hacen muy precoz.
A los nueve años, Katerina ya tenía su noviecito, un niño que estudiaba en la misma escuela que ella. Le llevaba dos años. Era lindo según sus palabras. Con él se dio sus primeros besitos y supo que existía una energía que causaba grandes efectos cuando dos personas que mucho se atraían juntas estaban sin miradas indiscretas.
Ahora a los catorce años ya ha tenido tres noviecillos. Katty, como la llamaban sus familiares y amigos, está con Arturo, que le lleva cuatro años. A ella le gustan maduritos, con experiencia. Él es un joven atractivo que le llama la atención tanto la precocidad de esta chama como también su belleza poco común. No tiene malas intenciones, sólo que no controla bien sus hormonas desatadas como todos los chamos a su edad.
2. Disfrutando de su incipiente sexualidad
Los padres de Katerina trabajaban con turnos convencionales, así que se le pasaban muy ocupados pendientes de sus propios asuntos. Cuando la madre de ella llegaba al hogar, se dedicaba a cocinar, a lavar la ropa, en fin a las labores cotidianas. De ahí que hablase con su hija lo necesario, como que tal le iba en el colegio y si necesitaba algo más de dinero para comprar algún útil, ropa o para su aseo personal, etcétera.
El noviecito de Katty ya le había pedido la prueba de amor. Ella se la había dado gustosa, pero sabía que tenía que cuidarse, porque si se descuidaba saldría en estado y eso sería un duro golpe tanto para ella que quería disfrutar a plenitud la vida como también para sus padres, que habían confiado en ella, quizá demasiado, se les había pasado la mano de confianzudos.
En el mercado, había una gran gama de anticonceptivos. No obstante, Katty no sabía cuál sería el más indicado para ella. Por lo menos, existía la píldora, pero: ¡Dios cuántos tipos: Combinadas o no, con dos o una sola hormona; con altas, medias o bajas dosis¡ Ya había seleccionado dos marcas, pero mientras tanto Arturo le prometió practicar el coito interrumpido, ya que los condones mucho le incomodaban, así que no había porque preocuparse demasiado. Todo saldría bien. Ella no era una gafa para salir embarazada apenas a sus catorce añitos primaverales.
3. Perdiendo el control con tanta pasión
En una de esos arrebatos de pasión desenfrenada, cuando los dos veían al mismo tiempo el cielo con todas sus estrellas, Arturo no se pudo contener y olvidó su promesa. Katty tampoco se percató de ello. Ahí, quedó embarazada. Ahí, cambió su vida para siempre, pues, pasó a engrosar la larga lista de adolescentes que salían preñadas sin quererlo.
Al mes, no le bajaba su período a la niña. A los dos meses, había aumentado tanto de peso que su blue jeans favorito no le cerraba. Empezó a preocuparse. Habló con su novio que salió corriendo a comprarle una prueba de embarazo, la cual dio como resultado positivo. “¿Ahora, qué haremos?”. No había duda, el bebé era de él, ya que Katty, aunque había probado “algunas cositas” era virgen cuando lo conoció a él.
Katty no se atrevía a confesarles a sus papás lo que le pasaba Arturo menos, ni a los de su novia ni tampoco a los suyos. No obstante, como él la amaba y era un chico bueno estaba dispuesto a casarse, pero: ¿acaso, ella querría hacerlo?
Estaba aún Katty muy confundida para tomar una decisión. Sólo lloraba a mares y se lamentaba de que le ocurriera semejante situación. Justo a una muchacha como ella que se las sabía todas, o por lo menos creía sabérselas pero salió con una barriga como tantas jóvenes bobas e inexpertas que andan por ahí.
Los padres de Katty empezaron a sospechar que algo grave pasaba. Así que los dos la enfrentaron. Y entre lágrimas ella confesó que les daría un nieto. Al principio, se molestaron, gritaron, la juzgaron. Luego, decidieron darle el apoyo necesario para que ella tuviera su bebé y saliera adelante con él.
¡Mamá, estoy embarazada¡
Ninguna chama está exenta de salir con una barriga. Desde la pava más zanahoria hasta la jovencita más avión, cualquiera puede tener un descuido, o un traspiés, y quedar en cinta.
La solución para evitarlo no es reprimir, sino hablar como suma franqueza, dar opciones y no de antemano juzgar.
Una vez estando en la dulce espera, los papás deben ayudar a la joven a superar la difícil circunstancia. Dar la espalda es lanzar al abismo sin retorno a un ser querido que no sabrá qué hacer.
LA VOZ DE LA MUJER ISABEL RIVERO DE ARMAS
A pesar de que los tiempos han cambiado -ya que, desde niños, los jóvenes reciben educación sexual-, lamentablemente, todavía, involuntariamente, como arroz, en estado salen las adolescentes. Por ende, su número en vez de disminuir, más bien, día a día, crece. En lo anterior no sólo influye la desinformación sino también otros factores como, por ejemplo: por todos lados, los bombardeos publicitarios en que se asocia el consumo de un producto con la práctica del sexo; los padres están la mayor parte del tiempo fuera de casa por la crítica situación económica que existe a nivel mundial; ahora todo ocurre más rápido y hace falta más comunicación de los padres con sus hijos, entre muchos otros.
Aunque se trabaja para evitar la preñez en niñas, lo cierto es que un grave problema social porque, aún estando físicamente preparadas para dar a luz, las chamas precoces no tienen la madurez necesaria para afrontar una situación tan compleja como la maternidad.
1. Una chama que no sabe esperar
Katerina es una jovencita inquieta, de ésas prematuras que no esperan que la vida les vaya enseñando poco a poco, tanto lo bueno como también lo malo, sino que corren en busca de nuevas experiencias, porque quieren vivir muy aprisa. A ella no le importa lo que piensen los demás, pues, a su juicio, todo el mundo tiene rabo de paja.
A sus catorce años, Katty es una mujercita linda. Luce su cabello largo, su figura la cuida con esmero y tiene un rostro dulce, pero detrás de esa carita dulcita como miel se esconde una rebeldía arrolladora que sale al paso en cada una de sus acciones que impactan a algunos por la corta edad de la criatura y la hacen muy precoz.
A los nueve años, Katerina ya tenía su noviecito, un niño que estudiaba en la misma escuela que ella. Le llevaba dos años. Era lindo según sus palabras. Con él se dio sus primeros besitos y supo que existía una energía que causaba grandes efectos cuando dos personas que mucho se atraían juntas estaban sin miradas indiscretas.
Ahora a los catorce años ya ha tenido tres noviecillos. Katty, como la llamaban sus familiares y amigos, está con Arturo, que le lleva cuatro años. A ella le gustan maduritos, con experiencia. Él es un joven atractivo que le llama la atención tanto la precocidad de esta chama como también su belleza poco común. No tiene malas intenciones, sólo que no controla bien sus hormonas desatadas como todos los chamos a su edad.
2. Disfrutando de su incipiente sexualidad
Los padres de Katerina trabajaban con turnos convencionales, así que se le pasaban muy ocupados pendientes de sus propios asuntos. Cuando la madre de ella llegaba al hogar, se dedicaba a cocinar, a lavar la ropa, en fin a las labores cotidianas. De ahí que hablase con su hija lo necesario, como que tal le iba en el colegio y si necesitaba algo más de dinero para comprar algún útil, ropa o para su aseo personal, etcétera.
El noviecito de Katty ya le había pedido la prueba de amor. Ella se la había dado gustosa, pero sabía que tenía que cuidarse, porque si se descuidaba saldría en estado y eso sería un duro golpe tanto para ella que quería disfrutar a plenitud la vida como también para sus padres, que habían confiado en ella, quizá demasiado, se les había pasado la mano de confianzudos.
En el mercado, había una gran gama de anticonceptivos. No obstante, Katty no sabía cuál sería el más indicado para ella. Por lo menos, existía la píldora, pero: ¡Dios cuántos tipos: Combinadas o no, con dos o una sola hormona; con altas, medias o bajas dosis¡ Ya había seleccionado dos marcas, pero mientras tanto Arturo le prometió practicar el coito interrumpido, ya que los condones mucho le incomodaban, así que no había porque preocuparse demasiado. Todo saldría bien. Ella no era una gafa para salir embarazada apenas a sus catorce añitos primaverales.
3. Perdiendo el control con tanta pasión
En una de esos arrebatos de pasión desenfrenada, cuando los dos veían al mismo tiempo el cielo con todas sus estrellas, Arturo no se pudo contener y olvidó su promesa. Katty tampoco se percató de ello. Ahí, quedó embarazada. Ahí, cambió su vida para siempre, pues, pasó a engrosar la larga lista de adolescentes que salían preñadas sin quererlo.
Al mes, no le bajaba su período a la niña. A los dos meses, había aumentado tanto de peso que su blue jeans favorito no le cerraba. Empezó a preocuparse. Habló con su novio que salió corriendo a comprarle una prueba de embarazo, la cual dio como resultado positivo. “¿Ahora, qué haremos?”. No había duda, el bebé era de él, ya que Katty, aunque había probado “algunas cositas” era virgen cuando lo conoció a él.
Katty no se atrevía a confesarles a sus papás lo que le pasaba Arturo menos, ni a los de su novia ni tampoco a los suyos. No obstante, como él la amaba y era un chico bueno estaba dispuesto a casarse, pero: ¿acaso, ella querría hacerlo?
Estaba aún Katty muy confundida para tomar una decisión. Sólo lloraba a mares y se lamentaba de que le ocurriera semejante situación. Justo a una muchacha como ella que se las sabía todas, o por lo menos creía sabérselas pero salió con una barriga como tantas jóvenes bobas e inexpertas que andan por ahí.
Los padres de Katty empezaron a sospechar que algo grave pasaba. Así que los dos la enfrentaron. Y entre lágrimas ella confesó que les daría un nieto. Al principio, se molestaron, gritaron, la juzgaron. Luego, decidieron darle el apoyo necesario para que ella tuviera su bebé y saliera adelante con él.
¡Mamá, estoy embarazada¡
Ninguna chama está exenta de salir con una barriga. Desde la pava más zanahoria hasta la jovencita más avión, cualquiera puede tener un descuido, o un traspiés, y quedar en cinta.
La solución para evitarlo no es reprimir, sino hablar como suma franqueza, dar opciones y no de antemano juzgar.
Una vez estando en la dulce espera, los papás deben ayudar a la joven a superar la difícil circunstancia. Dar la espalda es lanzar al abismo sin retorno a un ser querido que no sabrá qué hacer.
LA VOZ DE LA MUJER ISABEL RIVERO DE ARMAS
2 comentarios:
buenos chavas y chavos todo tiene su momento ahi nos dejan un consejo usemoslas medidas preventivas para evitar un embarazo ahi q estudiar despues graduarse y despues formar un hogar cojan consejos xq ahi un dicho q dice asi"el no coje consejo no llega viejo" asi q chavas chavos vamos a hecharle "pichon"
No entiendo que es lo malo de que salgan embarazadas? hay gente que se graduan y son malos padres y a chicos que que tienen hijos tempranos y son muy comunicativos y querendones con sus hijos para mi lo que buscan es crear un Tabu, no estoy a favor del embarazo temparano pero tampoco en contra si el problema es si no cumplen sus responsabilidades, yo las eh cumplido, tuve que empezar a trabajar y eso me ayudo a madurar como persona estoy por graduarme y vivo feliz, si tienen hijos ok a responder las necesidades y si sus hijos salen irresponsable los padres son culpables directos de lo que criaron por no inculcar valores, sinceridad, amistdad, confianza, comunciacion y solo creen que regañando se cria un hijo y ¿despues no quieren que salgan rebeldes? tienen hijos cumplan su responsabilidad eso es lo que importa.
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