lunes, 6 de octubre de 2008

Atentado terrorista contra un avion comercial de Cubana de Aviación

La pericia de los pilotos fue insuficiente aquel 6 de octubre de 1976.
La aeronave, herida de muerte, cayó frente a una playa de Barbados y se hundió en las aguas con sus 73 ocupantes a bordo.
Llega al aeropuerto de Timehri, en Guyana, el DC-8 de Cubana de Aviación que realiza el vuelo CU-455.
6 de octubre de 1976:
10:57 de la mañana (hora local): El avión parte hacia el aeropuerto de Piarco, Puerto España, con 27 minutos de retraso por esperar a una delegación oficial de la República Popular Democrática de Corea. En Trinidad-Tobago, montan los 24 integrantes del equipo juvenil de esgrima de Cuba, ganadores de todas las medallas de oro en el recién finalizado Campeonato Centroamericano y del Caribe de ese deporte y que esa madrugada habían arribado en vuelo de la Pan American, procedentes de Caracas, Venezuela.
15:49 (GMT): La aeronave sale hacia Barbados. Son tomadas las medidas que se aplican desde un frustrado atentado a un avión de Cubana en Kingston, Jamaica: no aceptar carga o correo, ni equipaje sin acompañante; chequear el equipaje de mano y revisar si los pasajeros iban armados, pero el equipo utilizado por las autoridades aduaneras no estaba preparado para detectar sustancias explosivas.
16:21: El vuelo arriba al aeropuerto de Seawell, Barbados. Entre quienes concluyen su viaje se hallan Freddy Lugo y José Vázquez García (nombre falso que dio Hernán Ricardo Lozano).
17:15: Parte la nave con destino a Jamaica. A bordo hay 73 personas, incluidos jóvenes guyaneses que viajaban a Cuba para estudiar Medicina y 10 tripulantes que se encontraban hospedados en Bridgetown, la capital barbadense, debido a la rotación del personal de la aerolínea Cubana de Aviación.
17:23: !CUIDADO! En la torre de control se escucha desde la radio del aparato de Cubana el grito de alarma del capitán, Wilfredo Pérez. FELLO, FUE UNA EXPLOSION EN LA CABINA DE PASAJEROS Y HAY FUEGO, informa a este último el copiloto.REGRESAMOS DE INMEDIATO; AVISA A SEAWELL, le orienta:SEAWELL...; SEAWELL... CU-455 -CU-455... Seawell!TENEMOS UNA EXPLOSION Y ESTAMOS DESCENDIENDO INMEDIATAMENTE, TENEMOS FUEGO A BORDO!¿CU-455 regresará al campo?
17:25:20: Otra vez llega a la torre de control la voz del copiloto:SEAWELL CU-455... PEDIMOS INMEDIATAMENTE; INMEDIATAMENTE PISTA.CU-455 AUTORIZADO A ATERRIZAR.RECIBIDO, responden desde la torre de control.La tripulación ha dominado parcialmente la caótica situación. Fue sacado el tren de aterrizaje y tomadas las medidas en el afán de salvar vidas.
17:25:27:En Seawell se oye una frase perentoria:¡CIERREN LA PUERTA, CIERREN LA PUERTA!CU-455. Tenemos emergencia total, continuamos escuchando, respondan.En esos momentos, el piloto pierde el control del aparato (una segunda explosión había tenido lugar en el área de los baños traseros). Sin percatarse aún de la nueva complicación, el copiloto le grita:¡ESO ES PEOR, PEGATE AL AGUA, FELLO, PÉGATE AL AGUA!Con un elevado sentido de responsabilidad humana, el piloto hace girar la aeronave hacia un lado, con lo cual evita que caiga sobre la playa cercana. Desde áreas cercanas a las costas de Barbados, varias personas presencian horrorizadas cómo el avión cae al mar.
7 de octubre de 1976:
El Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba informa oficialmente que, de los 73 pasajeros que perecieron, 57 eran cubanos, 11 guyaneses y cinco coreanos.
Quienes vieron desde la costa al avión de Cubana desplomarse, no imaginaron ser espectadores directos de un acto de terrorismo, mucho menos contra Cuba, el primero de esa magnitud en el que se usaba un avión comercial, aunque la isla ya era blanco de esos ataques.
Ocurrió un cuarto de siglo antes del 11 de septiembre del 2001, cuando utilizar aviones comerciales cual bombas volantes contra territorio norteamericano, fue interpretado como un cambio de la historia.
Pero el recuerdo del crimen de Barbados, cada 6 de octubre, renueva el dolor de los familiares de las víctimas. Los muertos fueron en su mayoría cubanos y muy jóvenes, además de guyaneses y norcoreanos, que para los terroristas resultaban blanco perfecto.
Se sabe por testimonios que los integrantes del equipo juvenil de esgrima cubano, que regresaba de ganar todas las medallas en disputa en un torneo centroamericano y caribeño, lo hacían cantando, haciendo chistes. Pero sus muertes abruptas e injustas provocaron la hilaridad macabra del terrorista Luis Posada Carriles y su socio en el crimen Orlando Bosch.
Desde entonces, Cuba demanda que se haga justicia en nombre de tantas víctimas inocentes, y se ponga fin al terrorismo de más de cuarenta años contra la isla y sus habitantes.En los años sucesivos hubo varios tímidos intentos por esclarecer los sucesos de Barbados y poner a disposición de la justicia a los responsables, pero, en todas las ocasiones, alguna jugada de última hora terminó privilegiando la impunidad.
Mientras era procesado en Venezuela por el crimen, Posada Carriles escapó de la prisión con ayuda de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA).
Orlando Bosch, después de cumplir una condena insuficiente, viajó directo a Estados Unidos, donde recibió perdón y residencia de manos del presidente George Bush, padre del actual mandatario estadounidense.

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