jueves, 10 de septiembre de 2009

Comienzan las clases a preparar loncheras, otra vez

La lonchera no es de chucherías
Los gustos del niño deben tomarse en cuenta para evitar el "tráfico de alimentos"
La lonchera es más que una caja con comida. Es un pedazo de hogar que se lleva el niño al colegio, una muestra del menú familiar. Pero no todas deben ser iguales.
Al armar las loncheras, deben considerarse los hábitos y los gustos del niño. El factor más importante es si el chico desayuna o no antes de ir al colegio. De ese hábito depende el contenido de la lonchera.
La nutricionista Cynthia Figuera, del Centro Médico Docente La Trinidad, explica que "todo niño debe salir de su casa después de nutrirse con, al menos, un vaso de leche con cereal. Pero, si no tolera alimentos tan temprano, la lonchera debe contener el aporte nutritivo de esa primera comida del día. Si se va ya desayunado, la merienda del colegio debe ser sólo un complemento ligero, para que no equivalga a un segundo desayuno".
Menú portátil Si el chico desayuna antes de salir de su casa, mandarle una fruta, un yogurt o una bolsita de cereal es suficiente para un tentempié de media mañana. Si no lo hace es recomendable que la lonchera combine proteínas, carbohidrato y fruta. Dice Figueras que, en el caso de las proteínas, se puede escoger entre huevo, pavo, queso, jamón, pollo, atún o yogurt (que se conserva mejor que la leche), que armonice con algún carbohidrato como arepa, pan, galleta o cereales y cualquier fruta. La bebida puede ser agua, jugo natural, yogurt líquido o leche, si el niño los acepta.
Los gustos del pequeño deben ser tomados en cuenta para garantizar que ingiera, al menos, una parte de lo que lleva y que no cambie su contenido con lo que haya llevado algún compañero, práctica muy usual en guarderías y colegios. "A los niños hay que complacerlos y, a la vez, orientarlos hacia los buenos hábitos. Es recomendable escoger con ellos los alimentos saludables que se llevarán a la escuela", comenta la especialista.
Para una lonchera completa, propone cinco combinaciones que equivalen a un desayuno para cada día de la semana: arepa con queso y un cambur; una fruta y panqueca (que ya contiene huevo y leche) con mermelada o, si se quiere, un poco más de proteína como jamón; sándwich de atún, pavo o queso y jugo; cereal con yogurt más galleta dulce sin crema o con frutas, y los viernes, empanada con jugo.
"Un día a la semana, se puede incluir algo frito, como la empanada, que les gusta mucho. Lo importante es no excederse con las frituras", expresa Figuera.
El mismo criterio puede aplicarse a las chucherías. "Son perjudiciales sólo en exceso. Es importante no ser drásticos en este punto. A los niños les gustan y en los colegios existe el tráfico de alimentos. Si quiere comerse una chuchería en su escuela, es preferible mandársela y considerar que ya comió su dulce del día y, en la tarde, darle una merienda más saludable, como fruta o yogurt". Dice que es preferible que el niño consuma la fruta entera, para que aproveche la fibra, aunque en jugo también es buena opción.
Señala que no todas las chucherías son igual de perjudiciales y que, incluso, es preferible saciarse con un caramelo, que sólo tiene azúcar, que con una galleta de hojaldre, como las palmeritas que, además, tienen grasas, o con un croissant hecho con mucha mantequilla. "El chocolate oscuro, las pasitas, los frutos secos como maní, merey o pistacho, las cotufas y las galletas simples o rellenas de frutas son mejores opciones que, por ejemplo, las galletas con crema, chucherías con colorante o productos fritos", concluye.
Giuliana Chiappe

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