viernes, 24 de julio de 2009

Comunicaciones, Regulaciones y Libertad de Expresión

Comunicaciones, Regulaciones y Libertad de Expresión
La Negra Antonia Muñoz

Prensa PSUV.- Con el equilibrio informativo como objetivo y dado el estilo abusivo con el cual manejan sus negocios algunos dueños de Medios de Comunicación en Venezuela, se justifica plenamente la decisión que ha tomado CONATEL en relación a controlar el número de Medios que pueden estar en manos de una misma persona, empresa o corporación, para así evitar el monopolio de los Medios de Comunicación.
Las Fuentes oficiales han repetido insistentemente la existencia de circuitos radiales con un total de 30 emisoras, lo cual es más que un latifundio mediático, como bien lo bautizara Diosdado Cabello hace unas semanas atrás. Reducir ese monopolio a un 10% luce adecuado. Debe quedar claro que este es sólo un aspecto del problema.
Al limitar el número de Medios que puede dirigir alguien, se está tocando la parte cuantitativa del problema, y eso está bien. Sin embargo, la calidad de lo que se dice a través de esos medios también es importante.
Dentro de la calidad necesariamente debe considerarse la veracidad de lo publicado. Por supuesto que la legalidad de los contenidos no puede obviarse, ya que quienes gobiernan están obligados a cumplir y hacer cumplir la Constitución y demás leyes.
Así mismo, los ciudadanos comunes y corrientes o los gobernados, tienen el derecho de exigir tal cumplimiento. En este sentido sugiero a todas y todos los ciudadanos que sepan leer y escribir, a todos los líderes y liderezas que apoyan el proceso revolucionario, y a quienes no apoyan la revolución bolivariana pero son amantes de la verdad y de la justicia, que analicen los artículos 57, 58 y 60 de la Constitución.
Muy importante también, y sn llegar a ser mojigatos, es muy importante que lo que se publique o diga no choque con lo que en el país se acepta como buenas costumbres, y por supuesto, que no atente contra la soberanía de la Patria. Algunos dirán que no deben ponerse tantas trabas a las comunicaciones. Que estamos conculcando la libertad de expresión. A ellos les respondemos: La única opción es que apostemos y trabajemos por una convivencia civilizada donde imperen las leyes que nos rigen a todos. Donde la tolerancia y el respeto por el otro sea una norma de vida.
Donde las diferencias principistas las discutamos con argumentos, con firmeza y sin claudicar. Donde al final, como en toda verdadera democracia, aceptemos el veredicto de la mayoría. Caso contrario, nos tendremos que conformar con sobrevivir en la ley de la selva.

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