miércoles, 29 de julio de 2009

COMO ENTREGARON LAS CONCESIONES Y COMENZO EL LATIFUNDIO RADIO ELÉCTRICO

La historia de la entrega de concesiones en Venezuela, y el nacimiento del Latifundio Mediático
Entre 1984 y 1999 se entregaron 70 concesiones de radio en AM y 236 en FM, además de 48 permisos para canales de TV. Conozca de forma breve cómo los presidentes de la Cuarta República manejaron el otorgamiento de concesiones de radio y televisión.

Foro el pasado domingo, que recorre el otorgamiento y nacimiento de diferentes medios de comunicación venezolanos.
La historia comienza con Televisa (hoy Venevisión), que se convirtió en instrumento de penetración de las grandes transnacionales estadounidenses, que lo usaron para que la naciente clase media aumentara el consumismo.
Luego de la década de los años 70, se disparan las importaciones y el otorgamiento de concesiones radioeléctricas. Este proceso alcanza un clímax en los años ochenta, cuando el espectro es repartido casi en su totalidad a los socios y amigos del estamento adeco-copeyano.
Una investigación en 2005 revela que entre 1984 y 1999 se entregaron 70 concesiones de radio en AM y 236 en FM, además de 48 permisos para canales de TV. A finales de los 70, Luis Herrera Campins intentó enfrentar tímidamente el latifundio mediático prohibiendo las cuñas de cigarrillos y alcohol en la radio y TV, lo que le acarreó una brutal campaña de desprestigio e invisibilización.
En 1984, sólo habían 4 emisoras FM. Pero Jaime Lusinchi y su poderosa secretaria privada otorgan permisos a 52 emisoras FM, convirtiéndose en los amos de la nueva frecuencia radial.
También entregan la simbólica concesión del canal 10 (Televen) a una empresa del grupo Camero, un poderoso hacendado del estado Guárico. En esta operación ayudó decisivamente Carlos Croes, ministro de Información de Lusinchi quien aún hoy es vocero oficial del canal. Siempre se dijo que la frecuencia pertenecía, mediante pactos secretos, a Blanca Ibáñez.
Carlos Andrés Pérez, otro rey mediático, otorgó permisos a 6 televisoras UHF y dos televisoras por suscripción. En 1991, otorgó el contrato de telefonía celular a Telcel, asociado con la empresa estadounidense Bellsouth y al Grupo Cisneros. La franja entregada, por razones de seguridad de Estado, era de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas.
Rafael Caldera, en su segundo período, no fue un rey sino un rehén complaciente de los medios. En 1998, Caldera entrega la Televisora Nacional (Canal 5), en forma inconsulta, a un grupo elitesco del arzobispado de Caracas, liderado por Ignacio Velasco. Los jerarcas católicos crean una asociación sin fines de lucro (Vale TV) y emprenden, supervisados por el Grupo Cisneros, a Marcel Granier y Peter Boutton, una aventura televisiva de dudosos resultados.
El gobierno de Caldera iba a entregar a las empresas privadas los medios estatales Venezolana de Televisión, Radio Nacional de Venezuela (y de hecho, lo hizo con la mayor parte del Circuito Mundial, que Fogade había expropiado a Orlando Castro).
Caldera, o quienes firmaban por él, también autorizaron 36 estaciones de televisión UHF y 21 empresas de televisión por suscripción (cableras).
Posteriormente, se establecieron numerosos grupos de empresarios que se lanzaron a la aventura mediática, como el grupo Globovisión, de Guillermo Zuloaga, Luis Teófilo Núñez y Nelson Mezerhane, primero quebraron al diario El Globo, botaron a todos los periodistas y luego se mudaron a su bunker en La Florida. También el grupo CMT, del constructor Humberto Petrica, y el grupo Meridiano TV, de Armando De Armas, entre otros.
Los grupos privados controlan 94% de la cobertura nacional televisiva y tienen 85% de la potencia efectiva radiada, con más de 150 repetidoras.
Con la privatización del espectro radioeléctrico en medio siglo, los concesionarios se han creído dueños, incluso por razones de sangre, de un bien colectivo que pertenece a todos los venezolanos. La cultura del latifundio mediático ha impuesto una forma de pensar que privilegia lo comercial sobre lo cultural, que desvaloriza lo nacional y se arrodilla ante lo foráneo.
Democratización del espectro radioeléctrico reforzará información en las comunidades
La democratización del espectro radioeléctrico reforzará el principio constitucional de informar veraz y oportunamente al pueblo, desde las propias comunidades.
Así lo expresó este martes el diputado a la Asamblea Nacional (AN), Ricardo Capella, vicepresidente de la Comisión Permanente de Ciencia, Tecnología y Comunicación Social, al ser consultado sobre el proceso de revisión al que serán sometidas más de 200 emisoras en el país.
Indicó el parlamentario por Yaracuy que, “en 1998 el 97% de las concesiones de emisoras de Frecuencia Modulada (FM), estaban en manos privadas y sólo nueve eran públicas, hoy en 2009 existe un universo de 59, 45% de estaciones radiales que equivalen a 472 emisoras, a esta cifra se suman 79 que son del Estado y 243 comunitarias, lo que quiere decir que la mayor parte está en manos de privados”, sentenció el legislador.
Asimismo, indicó que en diez años de Gobierno bolivariano, la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), otorgó 181 concesiones a emisoras FM de empresas privadas, lo que significa que el Gobierno nacional no ha cerrado las puertas a la empresa privada, al contrario, ha ocurrido un aumento de estaciones de radio, dijo Capella.
Explicó el legislador que con la revisión de las concesiones otorgadas a un gran número de emisoras radiales del país, será mayor la oportunidad con la que contarán los Productores Nacionales Independientes (PNI), de cada estado.
“Vemos circuitos radiales que concentran su mayor espacio de información en noticias sólo de Caracas, lo que limita la producción que pueda hacerse desde los estados, así como escuchamos programas que sólo enferman a la ciudadanía, desestabilizando los niveles de paz y tranquilidad que cada persona pueda tener”, dijo el parlamentario.
Enfatizó en que el espectro está “colapsado por las empresas privadas las cuales no son democráticas con la información”.

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