Todos sabemos que el tráfico capitalino es un desastre y que lo ideal sería que nuestros alcaldes y gobernadores trabajaran para mejorarlo. Pero algunos como Alfredo Catalán, el alcalde de El Hatillo, se empeñan en hacer todo lo contrario.
Permitió que destrozaran la calle desde la entrada del pueblo hasta la entrada de La Lagunita, a pesar de todas las quejas e incluso el amparo que se introdujo en los tribunales para detener este trabajo.
Supongo que las hermosas líneas que pintaron en la calle por toda la urbanización hasta el Centro Comercial Lomas de La Lagunita no son un adorno.
Supongo que no les importa como harán las personas si frente a su casa está una máquina rompiendo.
Pero el problema es mayor.
Yo creo que el espacio habitacional que el alcalde ha aprobado es más del que nos dice. Entonces, ¿Dónde están las nuevas vías? Supongo, de nuevo, que eso el señor no lo ha pensado.
A quien elijan, ese es. Por ello digo que nuestro infortunio no tiene límite: tener que calarnos gobernantes, así no sean de nuestra preferencia, porque la orden es votar en contra de este desastre.
Permitió que destrozaran la calle desde la entrada del pueblo hasta la entrada de La Lagunita, a pesar de todas las quejas e incluso el amparo que se introdujo en los tribunales para detener este trabajo.
Supongo que las hermosas líneas que pintaron en la calle por toda la urbanización hasta el Centro Comercial Lomas de La Lagunita no son un adorno.
Supongo que no les importa como harán las personas si frente a su casa está una máquina rompiendo.
Pero el problema es mayor.
Yo creo que el espacio habitacional que el alcalde ha aprobado es más del que nos dice. Entonces, ¿Dónde están las nuevas vías? Supongo, de nuevo, que eso el señor no lo ha pensado.
A quien elijan, ese es. Por ello digo que nuestro infortunio no tiene límite: tener que calarnos gobernantes, así no sean de nuestra preferencia, porque la orden es votar en contra de este desastre.
De paso, los salientes están aprovechando para hacer los que les da la gana.
Caso especial El Hatillo, permisos a granel, obras sin notificación ni planificación, estructuras autorizadas para subir cinco pisos después de estar inaugurado el centro comercial y pare de contar.
Por ello mi miedo de tener que votar por el menos malo, y pasar cinco años peleando por su mala administración.
Por lo menos, al que quede, hagámosle firmar públicamente un contrato de cumplimiento, so pena de ser sacado en la primera tropelía.
Por ello mi miedo de tener que votar por el menos malo, y pasar cinco años peleando por su mala administración.
Por lo menos, al que quede, hagámosle firmar públicamente un contrato de cumplimiento, so pena de ser sacado en la primera tropelía.
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