Señoras, la próstata también es asunto suyo
Las mujeres deben estar atentas si sus parejas sufren de algún padecimiento prostático.
Prostático es un adjetivo que se entrona como insulto mayor, si al pronunciarse se levanta y se baja la cabeza rápidamente, mientras se señala al agredido con el dedo.
Si quien arremete es una mujer, y además tiene el fino tacto de anteponer la palabra viejo, el asunto es lapidario. En este caso "¡Viejo prostático!" pasa a ser una sentencia cuya condena se paga en cualquier parte, menos en una cama doble.
Aunque prostático es el equivalente masculino de menopáusica, mucha gente utiliza el terminacho sin saber con exactitud qué quiere expresar con él y mucho menos sin entender lo que significa, tanto, que la mayoría de las veces es apenas un socorrido término que engloba a la vez decrepitud, chochera y hasta impotencia masculinas, como una especie de supercombo de agravios que pone a tambalear la vanidad masculina por férrea que sea.
Pues bien, ya es hora de que vayamos aclarando algunas cosas del departamento inferior del cuerpo de los señores, para que la próxima vez que estén tentadas a insultar, por lo menos tenga claro qué es la próstata y para qué sirve.
Empiezo por decir que la próstata es una glándula del tamaño de una nuez, que con el paso de los años se aumenta de tamaño y aprieta el ducto por donde sale la orina, que justo la atraviesa, lo que hace que, en ocasiones, la ida al baño para ellos resulte ser todo un operativo.
A ver amigas, entiendan que la tal glándula está vinculada con la fertilidad, pero no está ligada a la potencia sexual de sus señores, en otras palabras nada tiene que ver con la capacidad para echar un polvo y su responsabilidad, la de la próstata, se limita a producir el liquido donde nadan a sus anchas los espermatozoides. ¿Les queda claro?
Llamo la atención de las mujeres con este tema, porque ellos piensan que si reconocen delante de nosotras que tienen algún padecimiento prostático, los vamos a desterrar sin fórmula de juicio al cuarto de San Alejo, con los muebles que tampoco se pueden mantener parados.
Eso hacen que se callen y, lo que es peor, que posterguen la visita al médico y dejen de tratarse algunos males que, manejados a tiempo, se pueden controlar. Qué bobada.
Así que si ustedes notan que su hombre se levanta en la noche al baño, si orina más veces que usted, si lo primero que pregunta al llegar a un sitio es por el inodoro o si últimamente lo ve cruzar las piernas por lo urgido que está para este menester, pregúntele de frente por la inquilina de abajo; si es posible acompáñelo al médico, pero eso sí: síganles dando uso bajo las sábanas a las partes aledañas, que para eso son. ¡Hasta luego!
ESTHER BALAC
Las mujeres deben estar atentas si sus parejas sufren de algún padecimiento prostático.
Prostático es un adjetivo que se entrona como insulto mayor, si al pronunciarse se levanta y se baja la cabeza rápidamente, mientras se señala al agredido con el dedo.
Si quien arremete es una mujer, y además tiene el fino tacto de anteponer la palabra viejo, el asunto es lapidario. En este caso "¡Viejo prostático!" pasa a ser una sentencia cuya condena se paga en cualquier parte, menos en una cama doble.
Aunque prostático es el equivalente masculino de menopáusica, mucha gente utiliza el terminacho sin saber con exactitud qué quiere expresar con él y mucho menos sin entender lo que significa, tanto, que la mayoría de las veces es apenas un socorrido término que engloba a la vez decrepitud, chochera y hasta impotencia masculinas, como una especie de supercombo de agravios que pone a tambalear la vanidad masculina por férrea que sea.
Pues bien, ya es hora de que vayamos aclarando algunas cosas del departamento inferior del cuerpo de los señores, para que la próxima vez que estén tentadas a insultar, por lo menos tenga claro qué es la próstata y para qué sirve.
Empiezo por decir que la próstata es una glándula del tamaño de una nuez, que con el paso de los años se aumenta de tamaño y aprieta el ducto por donde sale la orina, que justo la atraviesa, lo que hace que, en ocasiones, la ida al baño para ellos resulte ser todo un operativo.
A ver amigas, entiendan que la tal glándula está vinculada con la fertilidad, pero no está ligada a la potencia sexual de sus señores, en otras palabras nada tiene que ver con la capacidad para echar un polvo y su responsabilidad, la de la próstata, se limita a producir el liquido donde nadan a sus anchas los espermatozoides. ¿Les queda claro?
Llamo la atención de las mujeres con este tema, porque ellos piensan que si reconocen delante de nosotras que tienen algún padecimiento prostático, los vamos a desterrar sin fórmula de juicio al cuarto de San Alejo, con los muebles que tampoco se pueden mantener parados.
Eso hacen que se callen y, lo que es peor, que posterguen la visita al médico y dejen de tratarse algunos males que, manejados a tiempo, se pueden controlar. Qué bobada.
Así que si ustedes notan que su hombre se levanta en la noche al baño, si orina más veces que usted, si lo primero que pregunta al llegar a un sitio es por el inodoro o si últimamente lo ve cruzar las piernas por lo urgido que está para este menester, pregúntele de frente por la inquilina de abajo; si es posible acompáñelo al médico, pero eso sí: síganles dando uso bajo las sábanas a las partes aledañas, que para eso son. ¡Hasta luego!
ESTHER BALAC
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