Una madre fue condenada hoy a 40 semanas de cárcel por un tribunal de Merthyr Vale (localidad del sur de Gales) por incitar a fumar a su hijo de tres años.
El caso se destapó después de que una amiga de la madre grabara al menor fumando con su teléfono móvil e hiciera llegar la grabación a los servicios sociales, que lo denunciaron ante el juez.
La grabación, según explicó hoy el fiscal durante el juicio, “muestra al niño poniéndose un cigarro en los labios, prendiéndolo con un encendedor, dando una calada e inhalando el humo claramente en sus pulmones, algo que parece hacer con bastante habilidad”.
“Se aprecia que no le causa ninguna molestia. Está sentado en una silla, al lado de su madre, que está hablando por teléfono“, continuó el fiscal, para quien “queda claro que el niño de 3 años sabe lo que tiene que hacer con un encendedor y un cigarro”.
Según esta versión, la grabación se realizó justo después de las Navidades de 2007 cuando Natasha Dudley, una amiga de la madre, les visitó y se puso a buscar al niño, que llevaba media hora en otro cuarto sin hacer ningún tipo de ruido.
“Se lo encontró debajo de la cama con algunos cigarrillos. En ese momento se estaba fumando uno y la señorita Dudley afirmó que parecía que fumara desde hacía mucho”, explicó el fiscal.
Relató el representante del ministerio público, Dudley se llevó al niño al salón de la casa, donde estaba su madre y donde el menor agarró una colilla que estaba en un cenicero y se la fumó.
Dudley decidió en ese momento, aprovechando que la madre del niño hablaba por teléfono, grabar la secuencia con su teléfono y hacer llegar la filmación a los servicios sociales.
La madre se llama Kelly Marie Pocock y cuando fue interrogada en primera instancia por la policía dijo no saber nada al respecto y aseguró que nunca había visto fumar a su hijo.Pero la evidencia era tal que Pocock no tuvo más remedio que declararse culpable y comprometerse a seguir varios cursos de orientación familiar, que, según su abogada, Claire Wilks, le han hecho darse cuenta de lo perjudicial de sus acciones.
“Afortunadamente, ha pasado el tiempo y en este tiempo la acusada ha sido capaz de demostrarse a si misma y a su hijo -y lo que es más importante a los trabajadores sociales- que puede ser una madre responsable”, manifestó Wilks.
El juez John Curran, encargado del caso, afirmó que se trata de uno de los juicios “más extraordinarios” que ha tenido que afrontar durante su carrera y concluyó que “el niño había adquirido claramente un hábito de fumar”, como lo demuestra el hecho de que pudiera inhalar el humo sin demostrar ningún tipo de molestia.
“Es horrible y no veo cómo pudo no darse cuenta de ello”, manifestó el juez, quien no obstante decidió no retirar a Pollock la custodia de su hijo para no causar un mal mayor al menor.
El magistrado también reconoció los esfuerzos de la madre por mejorar la situación, razón por la cual la sentencia de 40 semanas de cárcel quedó en suspenso durante dos años, tiempo en el que Pollock deberá demostrar que es responsable en el cuidado de su hijo.
El caso se destapó después de que una amiga de la madre grabara al menor fumando con su teléfono móvil e hiciera llegar la grabación a los servicios sociales, que lo denunciaron ante el juez.
La grabación, según explicó hoy el fiscal durante el juicio, “muestra al niño poniéndose un cigarro en los labios, prendiéndolo con un encendedor, dando una calada e inhalando el humo claramente en sus pulmones, algo que parece hacer con bastante habilidad”.
“Se aprecia que no le causa ninguna molestia. Está sentado en una silla, al lado de su madre, que está hablando por teléfono“, continuó el fiscal, para quien “queda claro que el niño de 3 años sabe lo que tiene que hacer con un encendedor y un cigarro”.
Según esta versión, la grabación se realizó justo después de las Navidades de 2007 cuando Natasha Dudley, una amiga de la madre, les visitó y se puso a buscar al niño, que llevaba media hora en otro cuarto sin hacer ningún tipo de ruido.
“Se lo encontró debajo de la cama con algunos cigarrillos. En ese momento se estaba fumando uno y la señorita Dudley afirmó que parecía que fumara desde hacía mucho”, explicó el fiscal.
Relató el representante del ministerio público, Dudley se llevó al niño al salón de la casa, donde estaba su madre y donde el menor agarró una colilla que estaba en un cenicero y se la fumó.
Dudley decidió en ese momento, aprovechando que la madre del niño hablaba por teléfono, grabar la secuencia con su teléfono y hacer llegar la filmación a los servicios sociales.
La madre se llama Kelly Marie Pocock y cuando fue interrogada en primera instancia por la policía dijo no saber nada al respecto y aseguró que nunca había visto fumar a su hijo.Pero la evidencia era tal que Pocock no tuvo más remedio que declararse culpable y comprometerse a seguir varios cursos de orientación familiar, que, según su abogada, Claire Wilks, le han hecho darse cuenta de lo perjudicial de sus acciones.
“Afortunadamente, ha pasado el tiempo y en este tiempo la acusada ha sido capaz de demostrarse a si misma y a su hijo -y lo que es más importante a los trabajadores sociales- que puede ser una madre responsable”, manifestó Wilks.
El juez John Curran, encargado del caso, afirmó que se trata de uno de los juicios “más extraordinarios” que ha tenido que afrontar durante su carrera y concluyó que “el niño había adquirido claramente un hábito de fumar”, como lo demuestra el hecho de que pudiera inhalar el humo sin demostrar ningún tipo de molestia.
“Es horrible y no veo cómo pudo no darse cuenta de ello”, manifestó el juez, quien no obstante decidió no retirar a Pollock la custodia de su hijo para no causar un mal mayor al menor.
El magistrado también reconoció los esfuerzos de la madre por mejorar la situación, razón por la cual la sentencia de 40 semanas de cárcel quedó en suspenso durante dos años, tiempo en el que Pollock deberá demostrar que es responsable en el cuidado de su hijo.
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